Silencio

Capitulo 13

Daniel.

Los días pasaban cada vez más rápido para mí, Carlos vendía mi cuerpo a cada alfa que quisiera estar conmigo, aún cuando el me marco siguió haciéndome daño, perdí la cuenta del tiempo y de los hombres que estuvieron conmigo, cientos de hombres me sometieron a su gusto, me abrieron heridas y me lastimaron en lugares que ni yo mismo conocía, todo por algo de dinero, dinero del cual yo no recibía nada, los cuidados terminaron el momento cuando Carlos me marco, no hubo más comida ni medicina, en cambio me obligaron a abrir las piernas a un montón de alfas asquerosos, pero no bastó con eso, Carlos también me obligó a hacer trabajos físicos, mis manos de ser delicadas y suaves pasaron a estar duras, ásperas y llenas de callos. En cada parte de mi cuerpo tengo hematomas, heridas y cicatrices que no van a desaparecer con el tiempo.

Tiempo

Últimamente e estado diciendo esa palabra mucho, dicen que el tiempo lo cura todo yo espero que sea verdad porque ya estoy muy herido.

¿Hay cura para un alma herida?"

Solo espero que si.

Quiero salir de aquí y ver a mi hermano, que me abrazar en las noches hasta quedarme dormido, que me elogie cada vez que prueba mi comida. Solo quiero volver a la cabaña con mi hermano y olvidarme de todo, pero simplemente no podía, cada vez que buscaba una forma de salir el alfa me encuentra y me golpea hasta dejarme inconciente, estoy cansado de todo esto solo queiro que acabe, pero a nadie le importa lo que yo quiera.

— Hola lindura.~— Un alfa entro al almacén.

Lo mire con miedo, recargado en el marco de la puerta está Carlos mirándome con asco y enojo, ¿Porque me ve así?

— Hey puta te hablé.— El alfa desconocido golpeó mi mejilla, esa fue la señal para que Carlos saliera de la habitación cerrando la puerta.

Yo mire al hombre frente a mi, parece un viejo de 50 años. No quiero esto.

— Carlos! Carlos ayudame!!— Grite con la esperanza de que abra la puerta y saqué a este hombre de aquí, pero no hizo nada, se que sigue al otro lado de la puerta pero no hace nada.

No va a ayudarme, va a dejar que ese hombre haga lo que quiera conmigo así como ya lo hicieron muchos.

— Cállate, usa esa boquita para chuparme la verga.— El alfa bajo la bragueta de su pantalón dejando al aire su flácido y arrugado pene.

— No, no! No quiero!!— En ese momento desee con todas mis fuerzas que la pared se abra me deje salir de esta habitación, pero la pared parecía hacerse cada vez más firme.

El hombre llegó hasta mi, tomo mi cabeza e introdujo su pene en mi boca, dio unas cuantas estocadas para cuándo su polla ya estaba muy dura y comenzó a soltar pre semen, es realmente asqueroso y más para un omega marcado.

Soltó mi cabeza y rápidamente me dio vuelta, sin dejarme reaccionar introdujo su pene en mi entrada y comenzó a moverse al instante.

— NO! CARLOS AYUDAME!! PORFAVOR! CARLOS!!—  Seguí gritando su nombre esperando que me ayude pero nunca lo hizo, dejo que este hombre termine lo que vino a hacer.

Cuando el alfa salió del almacén Carlos dio una mirada adentro, me miró a mi, me miró con asco y enojo, de nuevo esa mirada, ¿Porque me mira así? Yo nunca quise que esto pasara es su culpa. Ambos alfas se fueron dejándome ahí tirado con dolor en todo el cuerpo y ganas de morir.

Aunque Carlos me marco hace ya bastante tiempo yo aún intento rechazar la marca, mi cuello y parte de mi hombro están morados casi negros de lo infectado que se puso la herida al no recibir atención.

Tengo varias heridas en esa zona, todas ocasionadas por Carlos, el resto de mi cuerpo tiene heridas causadas por los alfas que Carlos trajo. No son muy graves pero duelen mucho además por la falta de comida me tardo más en curarme aunque soy un hombre lobo.

Antes cuando estaba con Jonathan apenas y sabía lo que era el dolor, peto ahora dolor es todo lo que siento cada vez que despierto, además de las miradas de odio y asco de parte de Carlos.