Capítulo 7

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El paisaje de este nuevo mundo al que llegamos, era extraordinario, todo completamente bañado de blanco. La nieve se perdía en mi cabello y al tocarla se derretía en mi mano. Cambié mi atuendo por uno para la nieve y el frío, Vesemir parecía estar cómodo. Caminábamos por un sendero poco marcado, no podía sentir alguna frecuencia negativa o positiva, es cómo sí nadie viviera aquí, pero a lo lejos se podía ver una cabaña y como humeaba por la chimenea.
-Es extraño que se vea esa cabaña habitada y no poder sentir alguna energía- dije.
-Quiero que estés alerta, no vaya a ocurrir alguna sorpresa-
Caminamos hasta llegar a la cabaña y él tocó a la puerta tres veces. Desde adentro se escuchaba una melodía de piano, las luces encendidas, pero seguía sin sentir alguna energía. En eso, un hombre abrió la puerta; parecía un hombre grande, cómo de 50 años, muy tranquilo y con una sonrisa. Vesemir me cubrió poniéndome detrás de él, y yo tomé su mano.
-Vaya, forasteros. Hacía mucho que nadie llamaba a mi puerta- dijo el hombre.
-Sólo venimos de paso. No nos quedáramos mucho tiempo- dijo Vesemir.
-Deben de estar hambrientos, por qué no pasan a lo cálido y comen algo?-
En cuanto el hombre dijo eso, mi estómago emitió un ruido de hambre, realmente deseaba comer algo.
-Estaremos bien- le susurré a Vesemir.
-Bien, sólo nos quedaremos una hora y luego nos iremos-
-Es lo suficiente para poder conversar con alguien-

Entramos a la cabaña y el olor a comida era agradable, el lugar era acogedor y muy tranquilo, pero a pesar de eso me mantenía alerta por no poder sentir la energía de este hombre.
-Y de dónde vienen?- preguntó el hombre colocando la tetera de té sobre la mesa.
-De muy lejos- contestó Vesemir. Él era quien daba respuestas y hacía preguntas, era mejor que yo no interfiriera.
El hombre colocó comida sobre la mesa, y Vesemir no quitaba la mirada de él.
-Nunca antes había visto a un hombre con cabeza de ave y cuernos. Debes de ser un hechicero-
-Algo así-
-No es por ser presumido, pero soy el mejor cocinando carnes-
-Qué clase de carne es?-
Yo comenzaba a comer si prestarles mucha atención, pero sabía que Vesemir presentía algo.
-Bueno, soy todo un chef cocinando carne de res, pollo, pescado, y... a los de mi especie-
En cuanto dijo eso, me detuve y corrí afuera a vomitar... el hombre era un caníbal.
-Veo que a Atlas no le gustó la comida-
Vesemir le lanzó la mesa empujándolo a través de la ventana.
-Es extraño todo esto. No sentimos tu energía y encima de eso, en ningún momento te dijimos nuestros nombres- dijo Vesemir saliendo de la cabaña conmigo. El hombre comenzó a reír y se levantó.
-Por poco y me ganaba su confianza, deseo el poder de ella, así que me dije: Gano la confianza de estos seres y me los como para adquirir su magia, fuerza y poder a través del Vudú y el Palo Mayombe-
-Cómo sabes de ella? Quien te habló acerca de nosotros?-
-Odio a los objetos y seres hechizados, y sobre ti, mi amigo, tienes una enorme carga sobre tus hombros-
Vesemir levantó al tipo de la nieve y lo alzó en alto.
-Tú qué sabes sobre mi?-
El hombre comenzó a retorcerse como sí algo en él quisiera salir, caminé detrás de Vesemir mirando lo que sucedía y los ojos del hombre se cayeron.
-Finalmente te encuentro, Atlas-
Era la voz de Zora en el sujeto.
-Maldita sea- susurró Vesemir. El hombre cayó de pie y no dejaba de sonreír a pesar de que ya no tenía ojos y sangraba mucho.
-Está usando el cuerpo del hombre-
-Se conectó a él sin dejar el exilio-
El hombre corrió hacía nosotro y lo lancé, pero sin importar que daño sufriera, se levantaba.
-No tenemos porque seguir con esto- dijo Vesemir y le cortó la cabeza, la sangre del hombre había manchado la blanca nieve que estaba a nuestro alrededor
-Por qué hiciste eso?-  Estaba muy sorprendida.
-Él era una amenaza para nosotros, y qué mejor que cortar contacto con ella-
-Pero de ésta manera?-
Ambos pudimos ver el cuerpo del hombre se levantó, seguía moviéndose y escuchamos una risa. La piel comenzó a romperse y del cuello se asomaba un casco con picos, era Zora que salía del cuerpo del hombre.
-¡Por fin! Finalmente pude salir del exilio-
Utilizó el cuerpo del hombre cómo un portal.
-¡Vaya, pero qué desastre! Hay sangre por doquier- dijo ella mirando la nieve de sus pies, Vesemir tomó fuerte mi mano y retrocedió.
-Atlas, pase lo que pase, no dejes de correr- dijo y me empujó, comencé a correr pero no podía dejar de mirar atrás. Él creo un campo de fuerza, pero Zora logró romperlo; cuando ella iba a caer sobre mi, él la detuvo atravesándole una lanza en su abdomen.
-¡¡Maldito seas, Vesemir!!- gritó ella sacando la lanza de su cuerpo. Cambié el paisaje de nuestro alrededor, quitando la nieve y volviéndolo un desierto entre montañas alterando la vida en éste planeta. Movía rocas y las lanzaba a ella mientras que al mismo tiempo me dirigía a Vesemir.
-Debemos acabar con ella aquí y ahora- dije.
-Creí que sentías compasión por ella-
-Ya no más-
-¡¡Sólo quiero el poder del triángulo de génesis!!-
Duramos horas peleando los tres, ella cambió su lanza por una espada y nosotros sólo atacamos con magia. Con rocas logré quebrar su espada y Vesemir la mandó a un transe, del que poco tiempo ella se recuperó.
-Atlas, nunca te has preguntado cómo sucedió aquella masacre en el reino de tus padres? Jamás te preguntaste quien fue aquel enemigo que asesinó a todos?- dijo levantándome del cabello.
-Nunca pensaste en que esa persona siempre pudo estar frente a tus narices?- volvió a decir sonriendo. Volteé a ver a Vesemir que estaba en el suelo, tratando de levantarse.
-No caeré en tu juego-
-Cómo pudo él saber de ti? Alguna vez le has preguntado por su pasado?-
Era verdad, yo no conozco a Vesemir antes de que él me encontrara aquel día en el bosque. No sé quien fue antes o qué hizo.
-Déjala en paz, ella no tiene la culpa de que fueras renegada-
-Es verdad, pero puedo quitarle todo su poder-
-¡Zora!-
De pronto comencé a sentirme más débil, pero logré ver un destello en el cielo, y cuatro siluetas bajaban de aquello.

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