Capítulo 17

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Siempre nos hemos definido por la capacidad de superar lo imposible. Y contamos estos momentos. Estos momentos cuando nos atrevemos a apuntar más alto, para romper las barreras, para alcanzar las estrellas, para hacer de lo desconocido, conocido. Caminaba despacio, contemplando el despejado firmamento salpicado ahora por un billón de estrellas. También las estrellas eran viajeras del tiempo. ¿Cuántos de aquellos puntos luminosos eran los últimos ecos de soles ya desaparecidos? ¿Y cuántas nuevas estrellas habían nacido pero su luz todavía no llegaba hasta nosotros? Si todos los soles, excepto el nuestro, colisionaran esa noche, ¿Cuántas generaciones tendrían que transcurrir hasta que nos diéramos cuenta de que nos habíamos quedado solos? Siempre había sabido que el cielo estaba lleno de incógnitas...Pero nunca habría imaginado lo misteriosa que podía resultar.
Viajé 21 años atrás, un día antes de que todo sucediera, y aparecí en el mismo lugar del que me fui. La cabaña estaba sola y deshabitada, así que me fui al castillo.

Al llegar, todo era hermoso; la gente iba y venía, los niños corrían por todos lados jugando, las mujeres haciendo compras en el mercado... me sentía muy feliz. Inmediatamente me adentré al castillo y los sirvientes decoraban el gran salón a toda prisa.
-Disculpe, quien es usted?- me preguntó una musa acercándose a mi.
-Estoy buscando a los reyes-
-Quien los busca sin ser invitada?-
-Soy Atlas, princesa de Ara- respondí y ella se rió.
-Usted no puede ser la pequeña princesa, ella está junto al rey en el jardín- respondió. Desaparecí para llegar hasta el corredor que está junto al jardín, y ahí miré a papá, jugando conmigo de cinco años. Estaba asombrada de mi misma, de mi poder por permitirme viajar al pasado y volver a ver a mis padres. Recordé ese momento en el que papá jugaba conmigo, yo hacía pasteles de lodo y él fingía comerlos. Un momento de nostalgia que a consecuencia, hizo una lágrima correr por mi mejilla.
-Has crecido mucho- escuché. Volteé a ver y... era mamá que estaba junto a mi.
-No te pareces en nada a la pequeña que está afuera jugando en el jardín con su padre- volvió a decir sonriendo. Sin pensarlo la abracé, y ella respondió.
-Los extraño mucho- dije entre lágrimas. Podía sentir su mano acariciar mi cabeza, luego me dio un pequeño beso en mi frente.
-Nunca antes en mi vida he visto algo tan sorprendete cómo esto, mi hija volviendo al pasado. Estás muy lejos de casa-

Nos sentamos en una banca junto a una ventana, le platicaba todo desde que Vesemir me encontró hasta el día de mi boda con él. Más de una vez ella me abrazó y lloró conmigo, me sentía completa estando en esta época.
-Hay algo que debes de saber-
-No tengo nada que saber. Agradezco infinitamente tu visita, hija, pero no quiero imaginarme las consecuencias que habrá adelante. Lo que haya sucedido ya pasó, y debes de seguir adelante con tú vida, junto a la de tu esposo... siempre serás mi niña pequeña-
-Gracias mamá- respondí. Voltee a ver a papá que aún jugaba conmigo, y sonreí.
-Me hubiese encantado hablar con él- susurré.
-Él estará bien, disfruta mucho estar contigo, seguirte la corriente y ser su más preciado tesoro-
-Hasta pronto-
-Cuídate mucho- se despidió con una sonrisa y desaparecí del lugar.

Viajé justo al día de la masacre, estando desde una colina en lo alto, pude ver el campo de batalla al que mis padres fueron a combatir. Los soldados morían, iban cayendo uno a uno, así que desaté mi poder sobre todos, eliminando el ejército enemigo.
-Qué estás haciendo?-  escuché una voz varonil y de mayor edad cercas de mi, pero no había nadie. Seguí adelante y el ejército de Ara triunfó, así que podré ver a mis padres en el futuro.

Regresé 21 años al futuro, a la misma noche en que partí, y entonces... la cabaña ya no se encontraba.
-Oh no- dije preocupada.

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