Capítulo 15

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Anna, dónde está Atlas?-
-La princesa está en el jardín con el rey, su majestad- respondió la sirviente.
-Alisten el banquete para los caballeros después de la ceremonia, ellos están por llegar-
-Si, su alteza-
Caminaba por los pasillos del castillo organizando la ceremonia para los nuevos caballeros que formarán parte de nuestro ejército.
-Qué están haciendo aquí? Atlas, mira tu vestido- dije llegando al jardín dónde está mi esposo y mi hija.
-Querida, sólo jugamos- respondió él.
-Le enseñaba a papá mis pasteles de lodo-
-Muy sabrosos, por cierto-
-En unos momentos la ceremonia va a comenzar y ella ya manchó su vestido...-
-Elara, tranquila, sólo es una niña- dijo y suspiré. Era verdad, Atlas es una niña de tan sólo cinco años.
-Bien, Atlas ven conmigo para cambiarte de vestido-
-Si, mamá-
-Y Calé, deja de consentirla-
-Cómo te consiento a ti?- dijo y me tocó el trasero, yo di un pequeño brinco y comencé a reír. Llegué a la alcoba de mi hija para cambiarla de ropa.
-Su majestad, quiere que lo hagamos por usted?-
-No, está bien. Pueden apoyar en la cocina y en el gran salón-
-Si su majestad- dijeron las sirvientes y salieron de la alcoba.
-Mamá, de grande seré reina cómo tú?-
-Así es, pero para eso aún falta mucho, mientras debes de disfrutar tu niñez-
-Mamá, tú y papá siempre se quedarán a mi lado?- preguntó una vez más. Luego de ponerle el otro vestido, me senté a su lado.
-Bueno, un día papá y yo nos tendremos que ir para reunirnos con tus abuelos, pero cuando eso suceda, tú ya serás una mujer grande. Aunque la vida está llena de sorpresas, y algunas de ellas no nos guste, debemos de seguir nuestro camino. Entiendes eso, Atlas?-
-... Si, mamá-
Me llenaba de nostalgia ver a mi hija, recuerdo cuando la tuve en mis brazos por primera vez, y ahora corre por los pasillos del castillo, jugando en los jardines, saltando y riendo.
Llegamos al gran salón y la ceremonia comenzó, los caballeros pasaban uno a uno para bendecirlos y nombrarlos cómo tal.
-Juras solemnemente luchar por tú nación y dar tu vida por la victoria?- dije apuntándolo con la espada.
-Si, su alteza- contestó el joven arrodillado ante mi y con su cabeza agachada.
-Entonces, como tu reina te concedo esta distinción, que serás símbolo de tu deber y tu vínculo como caballero para mostrar lealtad a la corona de Ara-
-Gracias, su majestad-
-Ya quiero irme a jugar- susurró Atlas estando detrás de mi junto a Calé.
-Por lo pronto no podrás, hija- le respondió él, yo aún seguía nombrando más caballeros, pero sus susurros me eran algo molestos y no me dejaban concentrar.
-Quiero que pruebes otro pastel, ya tengo la receta-
-Ansío probar ese pastel de lodo-
-Son de la realeza, sería mucho pedir una pizca de respeto?- les dije a ambos y ellos se rieron.

Pasamos al banquete después, en la mesa principal estábamos los tres, y frente a nosotros todos los demás. La gente disfrutaba de la velada, algunos bailaban en el centro al son de la música y otros reían.
-Hoy en la madrugada pude ver cómo la aves migraron en grandes manadas al sur, se dice que es un mal augurio de guerra- me dijo Calé.
-Ara no ha estado en guerra desde hace tiempo, aunque claro, eso no tiene porque preocuparnos-
-Guerra?- dijo Atlas.
-Oh no, querida. Son conversaciones de adultos-
-Entonces puedo ir a jugar con los demás niños de allá?-
-Anda, puedes ir- dije, ella inmediatamente se levantó de la mesa y se fue a jugar con los demás niños que corrían por el salón.
-El ejército de Ceres viene rumbo a nosotros. Elara, deberíamos de preparanos- dijo. Eso me hizo sentir preocupada y angustiada, pues debo estar lista para esta situación.
-Hoy no, Calé. Dejemos que nuestra hija disfrute de la velada, puede que hoy sea su última noche así- dije mirándola jugar y reír.
-Entonces... te pido una última noche para nosotros también- dijo tomando mi mano y volteé a verlo, me besó.
A la mañana siguiente nos preparamos para ir a batalla, nos vestimos de nuestras armaduras y nos despedimos de Atlas, la abrazamos fuertemente, por más que nos costaba dejarla, debíamos cumplir con nuestro deber. Me rompía el corazón verla quedarse, con una mirada confundida al no saber con exactitud lo que sucedía a su alrededor... aún es una niña, mi dulce niña.
-Papá, pronto vendrás a jugar conmigo?-
-Por supuesto, debo probar ese pastel especial que quieres hacer- respondió él y la abrazó.
-Eres mi pequeña- volvió a decir y besó su mejilla.
-Atlas, te quedarás junto a Anna, ella cuidará de ti mientras nosotros no estamos- dije y la volví a abrazar.
-Anna, cuídala mucho-
-Si, su majestad-

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