Capítulo 19

7 1 0
                                    

El viaje puede ser más solitario de lo que cualquiera pueda imaginar, adentrandose en la oscuridad sin encontrar algún rasgo de luz, volando a ciegas hacia un abismo inefable para resolver los misterios del universo... hasta donde podré llegar.
Dar tantos saltos en el tiempo me costaba recordar a Vesemir, dejé de recordar mi infancia junto a él y entre otras cosas, hasta que un día... no tenía idea de quien era Vesemir.
Me encontraba en la tierra, en Bourges, Francia 1887, sentía que algo me atrajo a este lugar, justamente en este año. Deambulaba de un lugar a otro, mirando a las personas pasar, gente de clase alta, hasta los más pobres.
-Madame, permítame invitarla a dar un paseo al parque- me dijo un hombre. Estaba en un restaurante comiendo sola y fue cuando él se acercó a mi.
-No lo conozco, monsieur-
-Por esa razón la invito a dar un paseo, me atrajo tanto que quiero conocerla. Oh! Veo que usted es casada- dijo al ver mi anillo.
-Sabe? La verdad no sé porqué tengo este anillo- comencé a decir y él se sentó en una de las sillas de mi mesa.
-No recuerdo cuando me lo puse, ni tampoco recuerdo haber estado casada, pero, algunas noches tengo sueños extraños-
-Bien, nada de lo que haya sucedido antes se olvida, aunque no puedas recordarlo. Puedo saber qué clase de sueños?- preguntó y yo reí ligeramente.
-No sé sí esté preparado para escucharlo, sé demasiadas cosas que ustedes ignoran o lo ven cómo amenaza-
-S'il vous plaît, j'insiste-
-Bien... Algunas veces me sueño en una cabaña junto a un ser nada normal, él tiene cabeza de ave con plumaje negro y cuernos, pero lo más extraño es, que siento que lo amo-
El rostro del hombre estaba sorprendido y algo aterrado.
-Eres bruja?- murmuró.
-Qué?-
-Cómo alguien tan hermosa cómo tú puede ser bruja y entregarle su amor al diablo? Que horror- dijo y se levantó de la mesa para marcharse.
-Se lo advertí- me dije a mi misma.
A los pocos minutos me levanté de la mesa y salí del lugar dejando una monedas de oro. Ya estaba anocheciendo y me sentía decepcionada, pues durante el año que estuve en este lugar no encontré nada que me sorprendiera, nada de lo que me hizo venir aquí encontré. Caminé por una calle bastante escombrosa y las casas parecían de la clase baja, pero mi corazón comenzó a latir más fuerte... de pronto miré a un niño sentado en la orilla de la calle, con la cabeza agachada, era más un adolescente.
-No tienes donde dormir?- le pregunté. Él alzó la mirada hacia mi, pude ver su rostro sucio de tierra, y sobre todo, sus ojos marrones.
-A caso usted viene de un funeral?- dijo frunciendo el ceño.
-No, sólo me gusta vestir de blanco o negro, le combinan a mi cabello-
-... No se mira mal-
-Merci. Tienes dónde dormir?-
-No, mis padres me echaron por pensar diferente-
-Pensar diferente?- dije y me acerqué más a él.
-Qué cree que hace?-
-Sólo quiero escuchar tú historia-
-... Mis padres son muy religiosos, y yo siempre he pensado que existe algo más allá de este mundo, algo mucho más lejano que las estrellas, y de todo lo que hasta ahora conocemos-
Me sorprendió que me dijera eso, es alguien que siendo tan joven tenga una mentalidad tan abierta.
-Pues no estás equivocado, todo lo que has dicho es verdad. Existe un universo tan inmenso que nunca termina mientras el Cosmos se siga expandiendo- dije mientras en la palma de mi mano hacía una pequeña galaxia, él estaba tan asombrado.
-Es usted bruja?-
-Claro que no, el conocimiento no es malo sí tu le das un buen uso. Lamentablemente estás en una época que todo lo extraño y lo que no comprenden lo confunden con algo malo, y lo relacionan con un ser maligno. Niño, yo vengo de muy lejos, más lejos que tus estrellas, hay mucho porque aprender, y siempre hazte las preguntas correctas-
-Gracias. Por cierto, me llamo Vesemir-

Mis manos temblaban, sentía que todo a mi alrededor daba vueltas, y de repente, en mi cabeza se adentraron los recuerdos que había perdido. Vesemir, el hombre al que tanto amo y por mi egoísmo lo dejé.
-Señora, le está sucediendo algo?- preguntó sorprendido al verme cómo se iba desvaneciendo mi cuerpo, cómo sí estuviera yo desapareciendo.
-Ahora lo recuerdo todo, Vesemir-
-Qué cosa?-
-Soy yo, Atlas. Por favor, búscame en el futuro- dije y dejé de mirarlo.
Llegué a un lugar blanco, pero la ventana que lo conectaba con todo tenía forma de triangulo, así que supe que estaba en el triángulo de génesis. Pero había alguien más, me acerqué a la persona que vestía una túnica, y cuando volteó a verme, era una chica.
-Quien eres tú, y qué haces aquí?- preguntó. Ella era como de mi edad, creo. Su cabello era castaño y de ojos azules.
-Soy Atlas, y tú?- respondí.
-Yo no tengo nombre, fui creada por este lugar para protegerlo-
Ella era la antigua protectora, estiró su dedo índice y yo al tocarlo, se hubo un destello, pues los dos triángulos se habían conectado. Abrí mis ojos y me encontraba en un cuarto blanco... sin nada, sólo yo.

-Dónde estoy?- pregunté.
-Ahora estás en mi- se escuchó una voz de un hombre mayor, y de pronto él estaba frente a mi. Un hombre anciano, de barba larga y blanca estaba sentado frente a mi.
-Cuando adquiriste mi poder, tu conciencia se volvió única, siendo la única de ti en todas las realidades... pero no del tiempo. Al momento de viajar a otra época, con el sólo hecho de estar ahí donde no perteneces, todo cambia, porque se debe reemplazar la materia que se está perdiendo, y eso fue lo que te pasó- dijo él. Estaba ante el triángulo adaptado en un hombre viejo.
-Alteraste completamente todo al no saber cómo usar mi poder, y ahora debo arreglarlo-
-Lo siento-
-Lo sé. Las cosas llevan un orden, y por más que nos cueste sufrir las consecuencias, ese orden debe de seguir y respetarse. Era necesario que tu reino fuera masacrado para así poder despertar en ti un poder y estar casada con Vesemir después-
-Lo entiendo-
-Regresarás a la noche en que te marchaste, y ya no tendrás mi poder. Envejecerás cómo el resto, y también tú esposo; yo regresaré para unirme al Cosmos, es ahí donde pertenezco-
-Entonces todo ha terminado-
-Parece ser que si, te sugiero que lleves una vida modesta y tranquila junto a tú esposo. Sé que te divertiste teniendo todo este poder, y eso es bueno. Hasta pronto, Atlas princesa de Ara-

Sólo bastó parpadear una vez para darme cuenta de que ya había regresado a mi hogar, en el tiempo al que pertenezco.
-¡Atlas, no irás!- dijo Vesemir molesto. Al verlo lo abracé fuertemente.
-Atlas?- dijo confundido.
-Te amo-
Comencé a llorar, me sentía tan aliviada de volverlo a ver.
-Sucede algo?... Viajaste en el tiempo?-
-Si, y me doy cuenta de que quiero estar junto a ti para siempre- dije y me besó.

ATLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora