- Cap 17 -

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“Estuve solo
En mis momentos más difíciles, así que discúlpame si actúo como si no necesitará de nadie.”

La fría brisa que pasaba por su ventana denotaba el comienzo del otoño, demostrando que ya van por mitad del año

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La fría brisa que pasaba por su ventana denotaba el comienzo del otoño, demostrando que ya van por mitad del año. Un año casi desde su regreso.

Medio año estuvo guardando tanta frustración y decepción y ahora esos sentimientos estaban hechos cenizas, polvo.

Se sentía tranquilo y amado, sentimiento que llevaba mucho sin sentir. Las caricias que recibía de Hashirama le transmitían paz y tranquilidad, lo estremecía y erizaba y su corazón se aceleraba cada vez que su piel rozaba con el castaño. Una sensación magnífica y pacífica.

Aquella mañana se sintió súper tranquila, el azabache fue el primero en despertar en el pecho del castaño sintiéndome tan pleno y tranquilo, alzó un poco la mirada y admiro el rostro pacifico del Senju. Tan tranquilo y hermoso, se tomó el atrevimiento de mover uno que otro mechón travieso que le estorbaban a Hashirama, y a su vista, lentamente se acercó a él y le dejó un corto en los labios del Senju.

Repentinamente vi como el rostro de Hashirama iba cambiando de expresiones hasta que esos hermosos ojos miel relucieron y lo miraron con gran amor.

Recibió una hermosa sonrisa que lo hizo sentir amado y que después de mucho tiempo, logró ser feliz…

— Buenos días dormilón –  el castaño ancho su sonrisa –.

— Buenos días mi Maddy – el azabache embozo una sonrisa tierna y a la vez tímida – ¿Cómo amaneciste?

— Feliz – Hashirama lo abrazo por la cintura – De que estés conmigo ahora – el azabache acarició los lacios cabellos del castaño –.

— Hace mucho que no te veo tan feliz – acarició la mejilla sonrojada del azabache – Debo admitir que me encanta –.

— Bueno, qué no lo veas es otra cosa. Ya es momento de levantarse – se levanta de la cama dejando al castaño –.

— No quiero levantarme – dijo perezoso y abraza al azabache por la cadera –.

— Yo si, tengo hambre y me quiero duchar – se safo del abrazo del castaño – si quieres algo con que taparte mientras lavas tu ropa, tengo está bata de baño que me queda más grande – le lanza la bata –.

— Me servirá – se sienta en el filo de la cama – ¿Qué harás hoy?

— Izuna no traerá a Obito hasta la tarde y no tengo papeles para firmar, así que estoy libre – agarra su cabello en una cola baja – ¿Por qué la pregunta?

— Nada importa, solo quería pasar un día contigo, claro si quieres – Madara la deja un beso en la frente –.

— Me gusta la idea, pero ve a lavar tu ropa y secarla mientras yo me baño y me arreglo – Hashirama suelta una risita –.

¿Por qué lo escondiste?// HashiMada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora