Sueños de un futuro incierto

286 31 0
                                    

La suave brisa de la mañana se colaba por la enorme y antigua ventana del templo del patriarca. Las cortinas blancas se bamboleaban de un lado a otro, como si danzaran al compás del canto de las aves. El sol tenue aún, pero persistente, se reflejaba en la cara de la joven que yacia profundamente dormida en aquella cama. Su temple era totalmente inexpresivo, casi como si la hubiese tocado la fría e imparcial muerte.

Ya habían pasado siete largos días desde el terrible acontecimiento. No despertaba. No daba ningún tipo de señal que fuera a abrir sus ojos. Y los ánimos en el lugar se ponían cada vez más pesados. Las silenciosas culpas retumbaban por las paredes de todo el santuario. Shion, Yuzuriha, hasta el mismísimo y respetable patriarca no quedaban fuera de estás.

Shion llegaba a primera hora al templo del patriarca solo para recibir malas noticias, aún seguía inconciente.
Dohko, por su parte, hacia él mismo ejercicio que su amigo todos los días, además de vigilar, secretamente, la ventana que daba a la habitación donde se encontraba la joven. Tenía la esperanza de poder verla asomada en ella, de acabar con su agonía, de saber que había despertado, que estaba fuera de todo peligro, lejos de perderla. Sin embargo, sus esperanzas caían abruptamente día tras día. Pero él no se daba por vencido, sabía en el fondo de su corazón, que no iba a perderla, que esté extraño capricho del destino no era casualidad, estaba allí por algo, y él debía protegerla.

-Dohko: juro que te cuidare con mí vida cuando despiertes de este amargo trago que el destino te está dando- dijo, apoyado en una roca, donde a lo lejos, en las alturas, vigilaba celosamente esa ventana, ese pequeño espacio donde dormía Ema.

Mientras tanto en el templo del patriarca...

-Athenas: mí querido Sage, estoy muy preocupada - Sasha se aferraba a su nike cómo buscando algún consuelo a lo que estaba pasando- intenté inútilmente entrar en su cabeza, en sus sueños para poder liberarla pero tú lo has visto bien, eso fue imposible, estoy desconcertada.

-Sage: no sé mortifique más diosa Athenas - trato de tranquilizarla- aún queda una última salida.

- Athenas: hace mucho tiempo que no usamos ese método - dirigió su mirada incrédula hacia él - acaso tú crees que...

-Sage: estoy completamente seguro que sí- dijo de manera cortante, para que no quedasen dudas que creía que aquello funcionaría.

-Athenas: bien, hablaré con las vestales para que la preparen, yo iré allí- mientras se dirigía a la puerta de salida- ah no tengo que recordarte pero sabes que no puedes estar presente verdad mí querido Sage- él anciano asintió con una sonrisa - lo lamento mucho. Haremos lo mejor por ella, para que pueda despertar y vuelva a estar con nosotros.

- Sage: confío en usted ciegamente diosa Athenas- haciendo una reverencia.

La joven se dirigió a la habitación de Ema, para poder hablar con las vestales de confianza y explicarles el último plan que tenían para conseguir traer de vuelta a la chica.

Athenas se dirigió con sus ropas de ceremonia hacia su templo. Llevaba su túnica blanca y joyas de oro puro, las cuales adornaban su cintura, cuello y cabeza.
En la parte trasera de su templo se encontraba una fuente, que según cuenta la leyenda, quien entre en ella, con el permiso y bendición de la diosa, bajo sus más bellas plegarias, podrá sanar sus heridas. Lo que no está especificado es que tipo de heridas se refiere la leyenda, si las físicas, si las espirituales, o ambas.
Sin contar que la Athenas de esta época jamás utilizo las bendiciones de esta fuente santa. Sería la primera vez en usarla.

Se colocó frente a está con sus ojos cerrados y comenzó a elevar plegarias al mismísimo dios Zeus para que le otorgue el milagro de despertar a la joven.
Luego de unos momentos haciendo esto, llegaron las vestales, traían a la joven totalmente inconsciente. Estaba vestida con una túnica de fina seda, casi transparente, que brillaba de una manera única.
La colocaron frente a la fuente y procedieron a sacarle la túnica, la sumergieron allí hasta la altura del cuello, reposaba acostada, con la cabeza apoyada delicadamente en uno se los bordes de la misma.
Las jóvenes se fueron, y quedaron solas Ema y Athenas, está última le dirigió una tierna sonrisa y en sus adentros prometió despertarla de su sueño.

Cerro los ojos, apretó fuerte su nike entre sus manos y comenzó a recitar las plegarias correspondientes a aquella vieja ceremonia. Teniendo la certeza que podría lograr aquello que se prometió.

El agua que rodeaba el cuerpo desnudo de la chica comenzó a agitarse suavemente, se torno un vaivén que seguía el ritmo del rezo de la diosa.
Las plegarias siguieron durante toda la noche, no iba a flaquear, no sé rendiría hasta que no abriera sus ojos.
Tenía todas sus certezas puestas en está ceremonia y sabía que saldría victoriosa, como en cada batalla que con pasión libraba contra sus más temibles enemigos.

Minutos antes de que amaneciera, y con las últimas estrellas, que brillaban en el oscuro firmamento, como testigo de aquel milagro, Ema abriría sus perezosos ojos. Para sorpresa y alegría de la diosa, quien lo veía con genuinas lágrimas en los suyos, en sus adentros agradeció a su padre Zeus por el milagro realizado.

-Ema: qué me pasó?- no lograba entender que pasaba con ella, su cabeza era un laberinto de pensamientos- qué hago aquí?- se encontró desnuda, dentro de una extraña fuente, de calidas y agradables aguas. Con la diosa Athenas sonriéndole y derramando lágrimas de alegría.

-Athenas: mí querida Ema, cuánto me alegro ver tus ojos, oir tu dulce voz- se dirigió a la chica con su tipica ternura- quédate tranquila que te vamos a explicar todo lo que te sucedió pequeña, ahora ven, te llevaré de aquí.

Tomo la túnica con la cual había llegado a ese lugar, extendió su delicada mano a la frágil joven para ayudarla a salir de allí. Luego de siete días inconciente, la chica se encontraba muy débil y apenas podía mantenerse en pie. La ayudo a salir de aquel lugar y rápidamente la vistió, para que su maltratado cuerpo no sintiera frío. La tomo de la cintura para ayudarla a caminar y la llevo a una de las habitaciones de su propio templo.

Una hermosa habitación con un aire de inmensa armonía reinaba en aquel lugar. Estaba especialmente diseñado para esto, para recuperarse. Se sentía muy débil, muy agotada pero no sabía que le pasaba. Se sentó al borde de la cama y por un momento olvido que estaba frente a la mismísima diosa del Olimpo.

-Ema: por favor, dime qué pasó?- indagó sin más a la joven- necesito saber cómo termine en una fuente, con un fuerte dolor en mí cuerpo y sin saber porque llegue allí, por favor explícamelo- comenzó a llorar como una niña.

-Athenas: te sientes con fuerzas para que te lo explique o prefieres descansar un poco pequeña- valga la redundancia que viene descansando hace siete días.

-Ema: necesito saberlo ahora, por favor dímelo!

- Athenas: recuerdas que ibas a realizar un ritual junto con Shion, el caballero de Aries, y Yuzuriha de la grulla verdad?- la joven asintió con la cabeza, algo confundida, ya que aún seguía mareada por todo lo vivido- bien algo de allí no salió bien, Shion intento sacar alguna respuesta escondida en tu cosmos, pero algo en ti no reaccionó como él esperaba - continúo el relato la joven de cabello lila, mientras sostenía con delicadeza las manos de la chica, tratando de transmitirle algo de tranquilidad- caíste en un profundo sueño, que ni él, ni el patriarca Sage, ni yo pudimos despertarte.

Ema miraba incrédula todo lo que la diosa le estaba relatando. Cómo puede ser que haya estado inconsciente, así como un coma?, Durante varios días, sin poder despertar, aún utilizando las técnicas de aquella diosa. No cabía en su cabeza.

-Athenas: nuestra última esperanza era tratar de sanar algún tipo de heridas que se haya creado en el fallido procedimiento en Aries y con ello puedas despertar- sus ojos se llenaron de emoción - y esto último funcionó y en resumidas cuentas eso es lo que te paso, y tenías a todo el santuario preocupado y bajo sus plegarias por tu pronto desertar- esbozando una tímida sonrisa de alegría.

-Ema: diosa Athenas- dijo con algo de timidez- creo recordar pequeños fragmentos de mí sueño...

- Athenas- oh! Eso es fantástico! Pero mí querida Ema no quiero que te sobrecargues...- la tomo con más firmeza de sus manos y mirándola a los ojos le dijo- solo si tú te sientes en condiciones de decirlo, puedes hacerlo con total confianza, aquí estoy para escucharte.

-Ema: ammm- tomando aire, y viendo que podía confiar en la joven que tenía delante suyo, decidió decirle parte de lo que se acordaba de aquel largo y confuso sueño - Soñé con él... Con quien me trajo aquí.... Cronos...

MI DECISIÓN (The Lost Canvas x Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora