Capítulo 24-Los problemas del nuevo mundo

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Aldea de Koda

Era un día como otro cualquiera en la aldea Koda. Cómo todos los días, la jornada comenzaba nada más el gallo cantaba. Los hombres se habían ido a trabajar al campo, a la forja etc. Mientras tanto las mujeres se encontraban haciendo los quehaceres del hogar o en el río lavando la ropa, o cocinando. La aldea era de tamaño medio y tenía un número de 50 habitantes. En su interior habitaban tanto humanos como semi-humanos. Y se encontraba dentro del territorio del barón Wulfrum, quién era el señor de las tierras. El cielo estaba despejado y el día era cálido, los pájaros cantaban. Los habitantes de la aldea vivían sus vidas tranquilamente. De repente, alterando ese estado de tranquilidad, un grupo de doce caballeros y un carro. Atravesaron el camino que llevaba a la aldea mientras levantaban una nube de polvo. Al verlos, los hombres regresaron rápidamente a la aldea junto con sus familias. Poco tiempo después de que ellos llegarán, los caballeros también lo hicieron. Al llegar a la aldea, los caballeros cruzaron hasta llegar a la plaza central. Todo el mundo sin excepción se encontraba reunido allí, hombres, mujeres, niños y ancianos. Todos se encontraban en silencio con caras de incertidumbre en sus rostros. Los caballeros desmontaron de sus caballos; Al frente de ellos se encontraba un joven de cabellos rubios,

 Los caballeros desmontaron de sus caballos; Al frente de ellos se encontraba un joven de cabellos rubios,

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ataviado con una bella y fastuosa armadura y una espada en la cintura. En ese momento el joven miró hacia la multitud reunida y se dirigió a ellos—¡Soy Aiden III de Wulfrum. Hijo del señor de estas tierras. Hemos venido a cobrar los impuestos de esta temporada— en ese momento los aldeanos comenzaron a hablar entré sí, cuando de repente de entre la multitud un hombre de avanzada edad emergió ayudado por una joven semi-humana. La semi-humana tenía apariencia humana, pero también tenía orejas de zorro y cola. Al llegar frente al líder de los caballeros, el anciano y su ayudante se detuvieron y hicieron una pequeña reverencia— ¿Quién eres tú?— —Joven señor soy el jefe de está aldea, mi nombre es...— —Me da igual quien seas, hemos venido a cobrar los impuestos— — De eso se trata joven señor, según el calendario no os esperamos hasta dentro de dos semanas. Aún no hemos terminado de recoger las cosechas, ni de... ¡¡¡Aaaargh!!!— el joven de cabellos rubios le había dado un puñetazo en el estómago al anciano jefe de la aldea, el cual estaba en el suelo mientras la joven semi-humana se encontraba a su lado arrodillada socorriendo lo, cuando de repente una espada atravesó al anciano. Todos los habitantes de la aldea se sorprendieron, sin decir nada. El único ruido que se escuchaba era el llanto de la joven semi-humana arrodillada junto al cadáver de su padre—¡¡¡Papá, despierta!!!— acto seguido el hombre la golpeó—¡Escuchar, si no queréis sufrir el mismo destino. Sera mejor que os deis prisa en reunir la parte de la cosecha que le corresponde al señor de estas tierras! Tenéis de tiempo hasta el medio día. Si para entonces no está, ya os podéis hacer una idea — rápidamente todo el mundo se apresuró y comenzó a trabajar. Después de varios minutos el aire se llenó con el ruido de llantos y el de los caballeros saqueando la aldea. Mientras tanto el joven se encontraba sentado en medio de la plaza, mientras bebía una jarra de cerveza—¡¡Traerme otra jarra!! Malditos plebeyos—unos minutos después la joven semi-humana, había aparecido portando dos jarras de cerveza, las dejo sobre la mesa y se dispuso a marcharse, cuando de repente uno de los caballeros le bloqueó el pasó—Siéntate— le ordeno el joven, temerosa obedeció sin decir. Al sentarse el joven le sonrió — No tengas miedo no voy acerté nada. Quería disculparme por lo que ha pasado antes ¿Era tu padre?— la semi-humana asintió— Siento mucho tu perdida, créeme no soy un hombre violento y rara vez suelo perder así la compostura. Pero en mí defensa he de decir que tú padre me ha faltado un poco al respeto, al decir que me había adelantado ¿No crees?— ella no responde, en ese momento el caballero a su lado le dio un golpe en el hombro—Responde— —S-si— —También quería disculparme por golpearte— —La-la culpa fue mía — — Bien, ahora que todo esta solucionado brindemos— en ese momento lleno dos copas con cerveza. El joven se terminó la suya, mientras que la semi-humana sólo se mojó los labios—¡Aaaaah, que buena! Vamos enséñame la aldea—rápidamente la agarro del brazo y la levantó. Estaban andado cuando de repente el joven la llevó hasta un granero y la arrojó hacia una pila de paja—Sabes eres una preciosidad...— rápidamente se puso sobre ella, mientras le desgarraba la ropa—¡¡¡Nooooo!!!— —No té preocupes, seré amable— —¡No, por favor!— — Cuando nos vallamos te llevare conmigo y te convertiré en mi amante— —¡Noooo!— en ese momento la joven semi-humana le dio una patada en la entrepierna —¡Arg! Con que quieres hacer lo por las malas—en ese momento la golpeo fuertemente y comenzó a quitarle la ropa, cuando de repente comenzó a escucharse un gran al voto fuera —No puede ser...— en ese momento el joven se levantó y se dirigió hacia fuera. Al salir los habitantes de la aldea se encontraba corriendo de un lado a otro asustados, mientras gritaban. Corriendo vio como uno de los caballeros llegaba —¡Vienen monstruos desde el bosque!— —¡Maldición! ¡A que estáis esperando acabar con ellos! — rápidamente los caballeros sé dirigieron hacia el bosque. Nada más llegar de en los árboles unas extrañas bestias emergieron del bosque y luego se de tuvieron. Los caballeros se encontraban aterrorizados por las extrañas bestias con cuernos, que había paradas frente a ellos —¡Cargar!— Con esa orden los caballeros se dirigieron con sus espadas en alto hacia las enormes criaturas. Cuando de repente de una de ellas salió un hombre extrañamente vestido.

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