Capítulo 13- La fiesta de la victoria

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Después de varias horas de viaje, por fin llegamos a la base donde fuimos recibidos cómo héroes victoriosos. Todo el mundo estaba celebrando el triunfo de la victoria. En ese momento apareció Durotan junto a su esposa la cual llevaba sentada en el hombro y comencé a hacer señales para calmar a la gente. Una vez que estuvo más tranquilo la mujer exclamó —¡Gran jefe Durotan, agradece ayuda del gran jefe guerrero James Reaper y su tribu de grandes guerreros. Estar agradecido a Dioses por traer aquí!—en ese momento todos los orcos lanzaron gritos de alegría y los soldados se unieron a ellos, otra vez tuve que calmarlos—¡Y para agradecer ayuda gran jefe Durotan ofrecer hijas a gran jefe guerrero James Reaper. Así ellas poder tener muchos bebés fuertes y tribu ser fuerte!—en ese momento me sacaron del tanque y me hicieron bajar hasta estar frente a frente con Erika. En ese momento me doy cuenta de había dejado el ramo de flores de Erika dentro del tanque—Mierda...l-lo siento nena, y-yo te había traído unas flores pero me las he dejado dentro del tanque y...— —¿Cuanto tiempo más nos vas hacer esperar?—sin saber a lo que se estaba refiriendo le pregunté—Lo siento de verdad, pero no sé...—en ese momento me interrumpió poniendo me un dedo en los labios—Ahora callate y escuchame. Vas darte una buena ducha y quitarte el olor del campo de batalla, afeitarte, ponerte aftershave y ponerte tu uniforme de gala y luego tú, yo y esas dos mojigatas nos vamos a casa, tienes 20 minutos— acto seguido me dio unas palmaditas en la mejilla—¿20 minutos?— —¿Prefieres 15?—preguntó con sarcasmo levantando una ceja —20 entendido — —Date prisa no quiero esperar el día de mi boda—. Tal y como me había dicho Erika me duché, me afeité y me puse mi uniforme de gala. Al salir del barrancón me encontré sin palabras. Frente a mí había un Jagdpanzer E 100

 y montados sobre él estaban Nikola Tesla, Wernher von Braun, Albert Einstein, Rommel, Wiart, McArthur—¡Vamos hijo, no quiera hacer esperar a la novia— grito McArthur— —¡Schnell, Schnell, Schnell!— con su ayuda subi a la torreta y acto seguido el ...

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 y montados sobre él estaban Nikola Tesla, Wernher von Braun, Albert Einstein, Rommel, Wiart, McArthur—¡Vamos hijo, no quiera hacer esperar a la novia— grito McArthur— —¡Schnell, Schnell, Schnell!— con su ayuda subi a la torreta y acto seguido el tanque avanzó. Mientras el tanque avanzaba, una multitud de soldados y orcos nos vitorearon. Después de unos minutos llegamos a la playa donde lo habían preparado todo para la boda. Frente a la orilla del mar había dos Panzer Tiger II uno frente al otro y decorados con enredaderas con flores y en medio un pequeño altar de madera. En la arena se había extendido una alfombra roja y a los lados se habían colocado unos bancos hechos de madera. Unos minutos después me encontraba en el altar esperando, cuando de repente empezó a sonar una melodía, mientras Erika, Luvellia y Mimi avanzaron hasta llegar a mi lado. En ese momento una anciana de la tribu de los orcos comenzó a hablar en su idioma. No sabía qué era lo que estaba diciendo, cuando de repente Erika me susurró —¡psss! ¿Sabes lo que está diciendo? — — Ni idea— —¿Y como vamos a saber cuando tenemos que besarnos? ¿O ya puestos, que se ha acabado la ceremonia? — —Eso deberías de saberlo tú, ya que lo has organizado todo. Pero yo creo que cuando llegue él momento lo sabremos—durante toda la ceremonia Luvellia y Mimi habían estado llorando. Unos minutos después la anciana dejó de hablar y acto seguido todos los orcos rugieron de alegría. En ese momento le susurre a Erika —Ves, ya te había dicho que cuando terminara lo sabríamos— rápido todos comenzaron a gritar de alegría. A continuación los cuatro nos montamos en un Mercedes Benz W31 negro

y volvimos a la base donde se habían instalado todo lo necesario para el banquete de bodas en medio de la pista del aeródromo

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y volvimos a la base donde se habían instalado todo lo necesario para el banquete de bodas en medio de la pista del aeródromo. En medio había tres grandes fogatas en las cuales estaban cocinando distintas carnes, pescados y mariscos. También había cocinado distintos tipos de verduras y sin saber de dónde había salido, el alcohol comenzó a fluir. El banquete transcurrió sin ningún tipo de problema, comimos, bebimos y reímos. Finalmente la noche cayó y los cuatro comenzamos a mostrar signos de cansancio. Me subí encima de una mesa y comencé a gritar para que me hicieran caso—¡¡¡Eeeeee!!! ¡¡¡Prestarme atención!!! ¡¡¡Eeeeee!!!—al ver que no me prestaban atención saqué mi pistola ametralladora Steyr M1912,

 Me subí encima de una mesa y comencé a gritar para que me hicieran caso—¡¡¡Eeeeee!!! ¡¡¡Prestarme atención!!! ¡¡¡Eeeeee!!!—al ver que no me prestaban atención saqué mi pistola ametralladora Steyr M1912,

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 la puse en modo automático y vacíe el cargador en el aire. Acto seguido todo el mundo se quedó callado mientras me miraban. Con una sonrisa y tono calmado hablé —Amigos, me temo que toda esta gran celebración nos ha pasado factura a mis esposas y a mi, sobre todo a mi...— en ese momento se escuchan risas—... Es por ello que yo y mis esposas nos retiramos por hoy ¡Además no quiero que digan que no he cumplido con mis obligaciones que se esperan de mí como marido y hombre de tres esposas!— en ese momento todo el mundo se ríe y levante mí jarra tamaño orco de cerveza— ¡¡¡Por el nacimiento de una nación!!! ¡¡¡Por las bellas mujeres!!! ¡¡¡Por los camaradas caídos!!! Oans, zwoa, g'suffa!" (Uno, dos, ¡para dentro!)—Al terminar el brindis comencé a beber de la jarra y todos hicieron lo mismo. Cuando termine la jarra la tiré contra el suelo—¡¡¡Beber, comer y follar todo lo que queráis. Disfrutar de la noche!!! ¡¡¡Es una orden!!!— en ese momento todos gritaron y todo se volvió otra vez ruidoso. De un salto bajé y les ofrecí a mis esposas mis brazos. Erika se agarró a mi brazo derecho, al izquierdo se agarró Luvellia y del brazo libre de Luvellia se agarró Mimi y así los cuatro comenzamos a caminar de vuelta a nuestro hogar.

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