𝐒𝐎𝐋𝐒𝐓𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐈𝐍𝐕𝐈𝐄𝐑𝐍𝐎 - Parte uno

𝗾𝘂𝗶𝗻𝗰𝗲 - 𝗋𝗈𝗆𝖾𝗈 𝗒 𝗆𝗎𝗅𝖺́𝗇

Mis pies duelen, pero me fuerzo a correr, avanzo entre los árboles, las raíces me hacen tropezar y las piedrecillas duelen bajo mis pies, pero sigo avanzando, necesito llegar. Me detengo cuando llego al prado donde siempre voy con Edward, avanzo y me doy cuenta de que alguien también avanza frente a mí, doy varios pasos hasta ver quién es la persona frente a mí.

Cabello castaño con reflejos rojizos. Lacio y reluciente, ojos carmesíes.

Piel que brilla como en llamas o diamante ante los rayos del sol.

Y, sobre todo, mi rostro.

—¿Stella? —escucho la voz de Charlie detrás de mi puerta, abro mis ojos y veo la puerta abrirse, me siento en la cama y entonces él ingresa. Ya son tres meses desde el "accidente" de Bella, ahora ella camina normal.

—¿Qué sucede? —le pregunto al verlo acercarse a mí.

—Feliz cumpleaños —dice al sonreír, tiene un regalo en su mano, me lo entrega y sonrío al abrirlo, veo una cámara gris, es buena, la vi en un comercial.

—Gracias, me encanta —digo al prenderla y ver cómo funciona, Charlie me entrega otro regalo, no supe de dónde lo sacó, dejo la cámara sobre la cama, abro el otro regalo y veo un álbum sin rellenar.

—Es de tu madre, dijo que te serviría para guardar los mejores recuerdos de este último año —Charlie se queda unos segundos en silencio, lo miro y está algo nostálgico— ¿Cuándo es que creciste tanto?

—Papá, Bella es más vieja que yo—digo, Charlie ríe y Bella ingresa a mi habitación, escuchó enseguida su nombre.

—¿Qué dices? Soy la más joven —dice Bella al sentarse a mi lado en la cama y abrazarme— Feliz cumpleaños.

—Igual —sonreí, le muestro la cámara y el álbum.

—Oh, yo tengo una negra —dice al ver la cámara, reímos al ver a Charlie

—No me miren así, su madre me dijo que sería el regalo perfecto.

—Aja, no nos quejamos —digo, Charlie ríe.

—Feliz Cumpleaños—dice al acercarse a nosotras y darnos un leve beso en la frente, él retrocede y se va de la habitación. Bella lo sigue y yo dejo los regalos a un lado, me levanto para ir a ducharme y arreglarme, terminé vistiendo unos jeans negros, con vans blancas y camiseta celeste. Bajé las escaleras cuando tomé mi bolso e ingresé la cama re dentro, tomé mi abrigo del perchero y las llaves de la camioneta.

—Pensar que te odié tanto —digo al subir a la camioneta y darle contacto, el ruido del motor parecía rugir cada día más fuerte. Desde el accidente de Bella empecé a conducir la camioneta y aunque la velocidad me desespera a veces, me terminé encariñando. Bella sale de casa y sube a la camioneta, se pone el cinturón y me observa.

—Tu cinturón.

—Claro mamá —digo algo burlesca, me puse el cinturón y conduje hasta el instituto. Me detuve en el centro del estacionamiento y al bajar veo a Mike, Jess, Angela y Eric.