𝗱𝗶𝗲𝘇 - 𝗂𝗋𝖺

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Veo unos ojos rojos observándome, una sonrisa maliciosa y una sensación de desesperación en mi pecho, aquellos ojos rojos pertenecen a alguien que conozco, pero en vez de ver quien es, solo corro de esa persona, hay sangre bajo mis pies, cuerpos m...

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Veo unos ojos rojos observándome, una sonrisa maliciosa y una sensación de desesperación en mi pecho, aquellos ojos rojos pertenecen a alguien que conozco, pero en vez de ver quien es, solo corro de esa persona, hay sangre bajo mis pies, cuerpos mutilados y ya no puedo más, grito, pero no tengo voz. Despierto de un sobresalto y veo que la luz de la lámpara está prendida, también veo a Edward de pie viéndome algo petrificado, suspiro.

—Hola —digo al sentarme, él sigue de pie mientras me observa—, tuve un mal sueño.

—¿Qué soñaste? —me pregunta al sentarse a los pies de mi cama, frunzo el entrecejo.

—No sé, yo sólo recuerdo sentirme atrapada, sentí que me perseguían, pero no vi nada.

—Sólo fue un mal sueño, tranquila —miro a Edward y me doy cuenta de algo, la luz del sol aún no sale.

—¿Ed, qué hora es?

—Las cuatro y media.

—Oh —digo—, aún queda tiempo para dormir —me acomodo en la cama bajo las tapas, entonces me vuelvo a levantar bruscamente y lo veo—. Tú ¿cómo entraste?

—Por la ventana —veo la ventana que está abierta, es algo grande, pero para entrar por ahí desde un segundo piso, que incómodo e imposible.

—¿Qué? ¿Desde cuándo lo haces?

—Un par de semanas —hago una mueca y niego con la cabeza.

¿Prácticamente desde que llegué?

—Bueno chico, ven —le hago espacio en la cama y él se acuesta a mi lado—, te quedarás hablándome de cualquier cosa hasta que me duerma, es tu castigo por invadir la propiedad ajena —él ríe, creí que después de una pesadilla no podría volver a dormir, pero me sentí protegida con Edward, así que fui pestañeando más y más lento hasta terminar durmiéndome. Cuando amaneció Edward ya no estaba a mi lado, ahora tenía una sensación de que quizás fue un sueño. Me levanté y duché, me cambié de ropa y Bella estaba en la cocina desayunando.

—Hola —le digo, ella aun no me mira, pero siento que esta absurda pelea no vale la pena—. Bella lo siento por no creer en ti, siento que fui muy dura e insensible, perdón —Bella me mira unos instantes, la veo dudar y después parece ceder, pero una extraña sensación en mi pecho me dice que no fue así.

—También lo siento, esto de ignorarte es muy infantil —confesó ella, sonreí al oírla y terminé abrazándola, al final puede que mi sensación sea solo miedo.





—No deberías salir sola a pasear por el bosque —dice Edward al llegar junto a mí, detrás de mi casa hay un bosque, así que últimamente he estado adentrándome y disfrutando de la naturaleza.

O quizás sea un instinto suicida que poseo.

—¿Por qué? Tengo un spray que servirá para defenderme —digo.

𝐒𝐎𝐋𝐒𝐓𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐈𝐍𝐕𝐈𝐄𝐑𝐍𝐎 - Parte unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora