𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝗱𝗼𝘀 - 𝖾𝗅 𝗉𝗋𝖺𝖽𝗈

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La noche era silenciosa, hasta que sucedió lo de Jake, ahora escucho mucho el sollozo de Bella, Charlie también creo que lo oye, pero no sabe qué hacer

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La noche era silenciosa, hasta que sucedió lo de Jake, ahora escucho mucho el sollozo de Bella, Charlie también creo que lo oye, pero no sabe qué hacer. Yo en cambio descubrí que llega un momento en la vida en que las lágrimas se secan completamente, ya no lloro antes de dormir, simplemente porque no me quedan lágrimas y el dolor en mi pecho aumentó tanto que no puedo sollozar. He vuelto a tener una y otra vez el sueño del acantilado, pero no le encuentro sentido, veo detalles a mi alrededor y todo va cambiando, cuando más necesito un consejo de Alice, no la puedo encontrar. Me levanté y cambié de ropa, vi el calendario y suspiré al ver que estábamos en la última semana de febrero.

—Buenos días —dice Charlie cuando bajé a la cocina, veo a Harry quien igual me saluda, la primavera se acerca, y la buena semana d pesca también, así que ambos pasan saliendo los fines de semana para pescar, el primer pez del año.

—¿Sales? —le pregunto, Charlie asiente.

—Sí, admito que no sé si deba ir.

—Tienes que —dice Harry, aguanté una risa.

—Sí papá, tranquilo, yo cuido a Bella —digo, él asiente y sale de la casa con Harry, me quedé unos instantes viendo como salían y vi mi celular, hace meses que no sentía la angustia en mi pecho aumentar, pero justo hoy siento que me impide hasta respirar.

—Lo sabías —dice Bella al bajar las escaleras y tener mi libreta en mano.

Maldita libreta, la quemare.

—Bella.

—Jacob no terminó conmigo porque no me ame, lo hizo porque es un hombre lobo —dice exaltada— debo ir a verlo.

—No, oye, ese secreto puede costarte la vida.

—No me importa, él es más importante —Bella sale de la casa mientras yo me iba a buscar las llaves de la camioneta, cuando ella prendió el motor salí corriendo, pero ya se había ido, nunca espere que se asegurará con las llaves. Tomé mi llave de la motocicleta y me subí a esta, no fui por el casco porque está en mi habitación y no tengo tiempo de subir escaleras, doy contacto, embrague y acelerador, avanzo por la carretera saliendo de Forks, no veo a Bella, y dudo verla, el viento está más fuerte de lo normal, mis ojos apenas pueden abrirse ante la velocidad y no vi cuando un animal se cruzó en mi camino. Frené de golpe, la motocicleta cayó de lado y me mandó a volar, caí, rodé y oí un fuerte ruido antes de perder el conocimiento.

Abrí los ojos y la rueda de la motocicleta seguía rodando, estaba a un lado de la carretera, caímos ambas partes a un pastizal. Mi cabeza duele mucho, veo mi mano izquierda cuando me la acercó para tocar mi cabeza, tiene una piedra incrustada en la palma debajo del pulgar.

—Auch —digo, temblando con la otra mano me la quito y empiezo a sangrar mucho, siento todo mi cuerpo arder. Vi la herida abierta de mi mano por unos instantes y note que necesito puntos, me quité la camisa que llevaba encima de una camiseta sin mangas, envolví mi mano y la apreté para detener la hemorragia. Vi la piedra con sangre, parecía la punta de una flecha de lo triangular y filuda que era. Me levanté como pude y veo a distancia la motocicleta, está intacta, algo rayada, pero en buen estado—. Buen trabajo Jake —susurré.

—Hola. —Me giré al ir una voz masculina, se me hacía familiar. Veo el bosque y entre los árboles se ve algo moverse, doy un paso para acercarme, pero un mareo me invade, pestañeo varias veces para volver a concentrarme y poder comenzar a caminar. Había un camino en el bosque, no sé por qué, pero lo seguí, al llegar al final vi un gran prado, la hierba del suelo es dorada y se mueve con el viento, algunos rayos del sol atraviesan las nubes y me encandilan.

Yo ya vi este lugar antes.

—Vaya, pero si eres la compañera de Edward ¿no? —me giré y vi a distancia a Laurent, aguanté la respiración unos instantes—, sin embargo, yo creí que era la otra chica, como la protegía más a ella.

Habla de Bella.

—No, yo soy la novia de Edward —dije con una sonrisa adormilada, Laurent se acerca veloz a mí y está a unos dos metros de distancia.

—Pero, fui a ver a los Cullen, no están —dice tras sonreír, recuerdo mi sueño.

Corazón, cálmate.

—¿Por qué estás aquí? —lo miré.

—Bueno, fui enviado por Victoria, ella quería saber si aún estaba la novia mortal de Edward bajo su protección. Creo que la respuesta es no —veo sus ojos bajar y ver mi mano envuelta en mi camisa, sigo sangrando por la profundidad de la herida, lo sé porque la sangre moja demasiado la camisa. Siento en ese momento un horrible palpitar en mi cabeza, me mareo unos instantes, pero me concentró en Laurent.

Resiste.

—Victoria siente que es justo matar a la pareja de Edward, dado que él mató a la suya —Laurent ahora está más cerca de mí, a centímetros— Victoria no le agradará que te mate, pero no puedo evitarlo, tu sangre es tan dulce.

Sus ojos se oscurecen y quiero gritar, pero me duele la cabeza, siento que no puedo procesar lo que sucede, Laurent levanta mi mano herida y sonríe al quitar mi camisa, la herida de mi palma queda expuesta y cuando me aprieta la mano, sangro más. Ese dolor me hace reaccionar y soltar un grito de dolor, él ríe y jala mi mano a su boca, veo como lame mi herida y gotas de su saliva caen en ella. Que asco, no, espera es algo más, me arde. Me quejo y retuerzo mi mano y él solo ríe al sostenerme con fuerza, acerca sus dientes a mi piel y entonces un crujir me hace estremecer, me suelta la mano y caigo al suelo, veo lo mismo que él.

Un lobo negro se abre paso entre las hierbas, las hojas relucen un verde hermoso y siento que es verde esperanza del que tanto hablan. Estando en el suelo tomé mi camisa y me volví a envolver la mano, la apreté mientras veía que el lobo negro se enderezaba, mostrándose más grande, quizás mida dos metros. Detrás de él aparecen más lobos y reconozco o recuerdo al marrón.

Jake.

Mi mano arde, como si me estuviese quemando la mano con agua hirviendo, Laurent corre y los lobos lo persiguen, yo me levanto sujetándome la mano envuelta y corro hasta la motocicleta, el dolor es constante, pero me ayuda a estar consiente. Subo a la motocicleta y le doy contacto, tarda en prender, pero lo hace al final, conduzco y por instantes siento entumecida la mano, unos mareos que me hacen desviarme de mi pista, me fuerzo a apretar la camiseta con mi mano herida y seguir avanzando en la motocicleta, al final llegué al lugar que nunca creí volver, la casa de los Cullen.

Caí nuevamente cuando detuve la motocicleta, pero esta vez no me importó el dolor externo, más sentía un gran dolor que recorría toda mi mano, es un dolor tan grande que quiero gritar, gritar con todo lo que tengo. Me adentré a la casa de los Cullen y subí apenas las escaleras, hasta llegar al lugar donde se supone que era la habitación de Edward, donde pasé varios momentos ahí, donde puedo morir y recordar que él alguna vez vivió ahí y me amó.

No sabía que él derrame cerebral era así de doloroso, pero he oído después hay paz.

Deseo paz.

Lloro, después de meses seca, parezco el cielo de Forks en invierno, grito, gimo, me retuerzo, el dolor sólo me dice que moriré pronto, falta poco. Tomo mi celular y con la mano temblorosa logré escribirle a Charlie, le escribo que estaré durmiendo en casa de una amiga esta noche, que no se preocupe. Él entendió y lloré más porque lo último que le dije fue una mentira, respiraba agitada, me duele mi brazo, hombro, pecho, me duele el cuello, el dolor sube a mi cabeza y baja hasta mis pies, es un dolor horrible, por favor.

Termina de una vez.

—Ed... Edward, te amo —dije entre los quejidos, sentí mi último palpitar y entonces mi corazón ya no latió más.

Adiós.  

𝐒𝐎𝐋𝐒𝐓𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐈𝐍𝐕𝐈𝐄𝐑𝐍𝐎 - Parte unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora