·Prólogo·

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KADEN




Cuatro años antes...


Todo se nos había ido de las manos.

Todo.

¿En qué jodido momento se me había ocurrido que esto era buena idea?

Estaba jodido.

El ambiente era tenso. Mi madrastra estaba apunto del desmayo, abanicándose el rostro con dramatismo. Jules intentaba tranquilizarla, aunque era evidente que estaba desconcertada. El matrimonio Blossom intentaba mantener la calma aunque les costaba. Mi mejor amigo tenía la cabeza entre sus piernas y se pasaba las manos por el pelo en un gesto nervioso.

Y luego estaba ella.

Sus ojos enrojecidos y las manos temblorosas por lo ocurrido.

Joder, me sentía muy culpable.

Era sólo una puta niña, joder.

Sintió mi mirada en ella y nuestros ojos se cruzaron. El pecho se me comprimió por un odio intenso hacia mí mismo.

Y hacia ella.

¿Por qué había tenido que estropearlo todo?

Tenía todo bajo control, joder.

Mi padre dio un fuerte golpe al escritorio de su despacho.

- ¿ En qué mierda pensabas, pedazo de niñato? -siseó con un tono helado.

No contesté.

-¿Y en qué pensabas al meter a mi hija? -el señor Blossom rodeó los hombros de su hija con el brazo, protectoramente -¡Tiene catorce años! ¡Catorce!

Su mujer acarició su hombro para tranquilizarlo. La latente vena en su cuello me indicaba que estaba deseando partirme la cara.

-Ahora no contestas, ¿verdad? -siguió mi padre. El enfado tan notorio en su voz- Muy mayorcito para hacer lo que has hecho pero un cobarde para enfrentar las consecuencias. ¡Y tienes suerte de que te has librado de las peores, pero no vas a salir ileso!

Respiré hondo, esperando el castigo.

-Mañana mismo, cogerás un vuelo directo a Tokio. Y no quiero ninguna queja.

Apreté los puños.

-¿Ese es el castigo? ¿Deshacerte de mí y que el tío Bruce se haga cargo?

Rodeó el caro mueble hasta quedar a un paso de mí.

-He dicho sin ninguna queja, Kaden.

Adele, mi madrastra, se acercó a mi padre con cautela y posó una mano en su hombro.

-Cariño...¿no crees que es demasiado? -susurró.

-Suerte que es eso y no la cárcel -soltó en tono desdeñoso.

-La cárcel es lo único que se merece - Greg Blossom me miró con desprecio -Si no te llevo a juicio es porque aún tengo algo de respeto por tu familia.

Tragué saliva y lo ignoré.

Podía oír los sollozos de mi hermana que me partían el corazón.

-Hasta nunca -fue lo último que dije antes de salir del despacho de mi padre.

La mirada de Keyla se me quedó grabada en la retina.



OMG.

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Tú y yo, por siempre (+18)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora