¿Quién detiene el orgullo?

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Suena en la oscuridad, el constante ruido del silencio; como un ligero pito que no calla, y que no lo detecta el oído, porque el mensaje más frío, solo el cerebro lo capta.

Cada órgano tiene su función; cada sentido un propósito; y si hay carácter o no, no es la boca la que lo dice, para eso hay cicatrices que narran lo que se vive; algunas son superfluas,  pero hay otras que no se ven, y aunque todo quedó en el ayer, lo que se viene son grises.

Gira que gira el reloj; gira que gira la tierra; nada que la detiene, ¿quien detiene el orgullo? Pues defendiendo la razón, cada quien busca lo suyo.

Mi herenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora