Amelia
— Bien, todos al patio - el entrenador nos llamó mientras hacía sonar el silbato.
Educación física...
Se podría decir que no me gustaba ese curso precisamente, pero aún así no sabía como aprobaba.
Después de estirar y darle vuelta a la cancha deportiva, estaba totalmente cansada.
Exageración.
— Vamos a jugar a un juego - el entrenador tomó una pelota — El juego consiste en mantenerse de pie hasta el final y hacer que la pelota no te toque por nada, necesito dos voluntarios.
— ¡Yo! - escuché la irritante voz de mi enemigo.
Lo que faltaba.
— ¿Quién más? - el entrenador volvió a preguntar.
Dile.
¿Por qué me ofrecería de voluntaria?
Para ser mejor que Adrián Wilson.
O eso... Inconscientemente dibujé una sonrisa llena de malicia en mis labios, levanté la mano. El entrenador me observó y se encogió de hombros.
— Bien, los demás al centro - el entrenador me dio la pelota.
El sonido del silbato se hizo presente, lancé la pelota al centro, pero no logró chocar con nadie, Adrián me miró divertido y tomó la pelota en su manos. Entonces él lanzó la pelota logrando derribar a Brenda.
— ¡Eso fue trampa! - ella se quejó.
— A las gradas - el entrenador le dijo sin darle importancia.
Brenda suspiró y salió del centro, tomé la pelota en mis manos.
Tengo que ganar.
Lancé la pelota con toda la fuerza que podía tener logrando mi cometido, la pelota rozó con el brazo de un chico, sonreí de manera triunfal.
— Gradas - el entrenador hizo sonar su silbato otra vez.
Todos los que estaban en el centro tenían que esquivar la pelota, pero al parecer muchos estaban distraídos.
Y después de algunos minutos, la mitad de las chicas estaban en las gradas.
Estúpido, Adrián, lo odio.
¿Cómo es que era tan bueno en este estúpido juego? Era realmente molesto. Suspiré y lancé la pelota con algo de fuerza más de lo normal.
Y lo logré, eliminé a dos chicos, sonreí de manera maliciosa, levanté la mirada encontrandome con los ojos de Adrián, él me miró con una ceja enarcada.
Imbécil, estúpido, idiota, engreído y odioso, esas eran las características de Adrián.
Lindo también.
Negué ante ese pensamiento, él no era para nada lindo.
Pero entonces sucedió... Los dos quedamos empates, hubiera deseado no haber quedado empate con él de todas formas, pero en ese momento solo pensé una cosa, en mi guerra contra él.
— Bien, ahora los lanzadores se van a enfrentar para definir al ganador - dijo el entrenador desde las gradas.
Le dí una mirada competitiva a Adrián quien solo enarcó una ceja de manera divertida.
Él no se toma nada en serio.
Tomé la pelota en mis manos, si esta tocaba a Adrián, nosotras ganaríamos, pero si él lograba atrapar la pelota podría tener la oportunidad de sacarme del juego, y yo no lo iba a permitir.
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Rompiendo Las Reglas© ✓
Novela JuvenilDicen que solo hay un paso del odio al amor. Y bueno Amelia y Adrián son la prueba de eso, pero cuidado no todo es tan fácil. Aunque los dos tengan cosas que los hagan ver iguales son completamente diferentes. Ella es "perfección" Él es todo lo cont...