Capítulo 16

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Amelia

El auto se detuvo, el primero en bajar fue mi padre junto a Luciana quién se había encargado de estar colgada de su brazo en todo el trayecto del camino.

Helen bajó después, y yo fui la última cómo siempre. Estaba temblando, todo mi cuerpo se estremecía con cada paso que daba, pero no podía mostrar mi temor, tenía que ser perfecta cómo mi padre me había enseñado.

No había espacio para los errores.

Me aferré al brazo de mi hermana al momento de entrar a la fiesta, Helen me observó algo confundida, le sonreí de manera nerviosa sin saber que decir.

— ¿Estás bien?

No.

— Sí - respondí.

La fiesta era muy elegante, los detalles y la decoración sobretodo hacía ver a la fiesta así. Recorrí con la mirada todo el lugar, y reconocí algunas caras.

Estaba acostumbrada a esto, había crecido asistiendo a estas fiestas solo cuándo le convenía a mi padre, y esas eran excepciones.

— Cuánto tiempo sin verte, Albert.

— Lo mismo digo, Isaac - mi padre dijo con seriedad mientras estrechaba la mano del desconocido.

— Luciana, tan bella cómo siempre.

La madre de Helen sonrió ante ese alago, seguro que su ego acababa de crecer.

— ¿Tus hijas? Hace tiempo que no las veía juntas, ¿cómo has estado, Helen?

— Muy bien, señor Callen.

— ¿Y tú eres? - me miró fijamente de manera curiosa, intenté hablar pero no pude porque mi padre me había interrumpido.

— Es Amelia, mi hija mayor - mi padre respondió con orgullo.

— ¿Amelia? Wow, la última vez que te ví eras una niña.

¿Me conocía?

Le dediqué una sonrisa al señor Callen, era alguien de la misma edad de mi padre o eso al menos estimaba, era atractivo ¿Para qué negarlo? Seguro que Luciana se hubiera casado con él, pero había algo extraño, yo no lo conocía.

— Eres idéntica a tu madre - y eso terminó desapareciendo mi sonrisa.

¿Mi madre? ¿Acababa de mencionar a mi madre? Fruncí el ceño levemente.

Mi madre...

Mi papá carraspeó y eso me distrajo.

Esto había sido raro y muy extraño ¿Por qué siempre mi padre evitaba hablar de mi madre? Y sobretodo no permitía que la mencionaran.

Decidí no decir nada, eso era mejor a que mi padre me regañara por decir algo inapropiado.

— ¡Ven vamos! - Helen me arrastró hacia otro lugar, sonreí.

Mi hermana acababa de salvarme de esa situación incómoda.

— Ese señor no me cae bien- la escuché decir,  me recargué sobre la mesa de bocadillos con cuidado y me encogí de hombros.

— Al parecer tampoco a papá, ya sabes mencionó a tu madre y eso... - Helen me observó fijamente, ella soltó un suspiro y desvío la mirada hacia otro lugar que no fuera yo.

— Lo sé, papá nunca me ha hablado de mi mamá. Y supongo que debe ser horrible - dije con la mirada baja.

— Lo siento mucho - Helen dijo, la miré fijamente y sentí una presión en mi pecho.

Rompiendo Las Reglas© ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora