10.2

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— ¡Zen'in!

— ¿Eh? — me di media vuelta. Le sonreí —. Ah, Yorozu — llevaba cargando algunas cajas — ¿Gustas que te ayude?

— Por favor.

Caminé a su dirección y tomé las tres primeras cajas.
La ventaja — y quizá sea la única — de ser la hechicera más fuerte del clan es que puedo tener algo más de libertad que a diferencia de los demás. Igual que la ropa es más cómoda; un qipao azul con una falda sostenida en la cintura con un cinturón, dejando mis piernas libres y zapatos con ligero tacón de color negro.

— ¿A dónde las llevabas?

— Al clan Gojo — respondió —. Es un encargo.

— Comprendo.

Me dio un codazo. Es más alto que yo como por 20 centímetros, yo mido 1,65 y él 1,85, así que me dio en el hombro.

— ¡Eh, idiota! Sí dolió.

— ¿Ya viste quién está ahí? — preguntó, apuntando con su cabeza a la entrada del clan. Gojo Tatsumi. El joven de 21 años, de mi edad, al que me piensan esposar sin mi consentimiento —. Tatsumi te está viendo.

— Sí, como sea. No me interesa — respondí. Y la verdad es que no, no me interesa. Tatsumi no me interesa, a mí me importa otra persona.

— Buenos días, Yorozu, Sunmi — saludó amablemente el ojiazul.

— Buenos días, Tatsumi — le entregué las cajas —. Toma. Son para tu clan.

— Ah... Gracias — asentí. Iba a darme media vuelta e irme pero sus palabras me detuvieron —: ¿Te gustaría dar una vuelta por la aldea esta noche?

Me detuve en seco. En la noche voy a salir con Sukuna. Suspiré profundamente para responder. Di media vuelta.

— Lo siento — abrazó mis hombros, ¿dónde estaba metido? —. Pero Sunmi y yo tendremos una cita a esa hora.

— Ah, Ryomen — mencionó Tatsumi con algo de recelo pero manteniendo una sonrisa. Miré a mi mejor amigo, se le notaba lo incómodo a kilómetros de distancia —. No lo sabía. Lo siento.

— Si nos disculpas, nos tenemos que ir — dimos media vuelta —. Yorozu.

— Ah... Sí. Hasta luego, Tatsumi.

Se incorporó a nosotros mientras nos alejábamos del clan Gojo. No sé, ese sitio siempre me ha dado mala espina, no me siento muy cómoda al entrar ahí. Sí, bueno, lo mismo sucede cuando entro a mi propio clan.

— ¿Dónde estabas? — le pregunté.

— Estaba entrenando — respondió.

— Comprendo.

— Si llegabas segundos tarde, Tatsumi te iba a dejar sin novia — bromeó mi amigo que venía a mi lado. Le dio un puñetazo en el estomago logrando sofocarlo, cayó de rodillas tomando su abdomen —. Oh... Mierda... — Ryomen me atrajo más a su cuerpo mientras reía —. Tienen razón cuando dicen que eres la más fuerte del clan Zen'in — estiré mi mano para ayudarlo a ponerse de pie, la tomó y se levantó.

— ¡Yorozu! — exclamó una chica. Mi mejor amigo nos miró negar. 

— No tardo — dijo él, sonriendo.

— Sí... Nos vemos mañana, Yorozu — dijo Sukuna. Sabemos que cuando se encuentra con una chica no es exclusivamente para hablar. Mi amigo le hizo mala cara para luego caminar hasta la chica — ¿Y bien? — besó mi frente — ¿Nos vamos?

— ¿A dónde? — preguntaron detrás de nosotros. Sukuna y yo intercambiamos miradas. 

Mierda.

Dimos media vuelta encontrándonos con mis hermanos; Zen'in Maiko, mi hermana menor de 18 años, Zen'in Katashi, mi hermano mayor de 27 años. Él miraba con desaprobación a Sukuna mientras que mi hermana lo miraba con admiración. Son dos formas de mirar que siempre provocan conflictos en la casa. 

Silent Cry; Gojo Satoru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora