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— No es no. Entiende.

— ¿Por qué no?

— ¿Cómo se te ocurre pedirme algo así? Grabar a mi esposo mientras pelea contra el Rey de las Maldiciones. ¿Acaso quieres morir?

— Pues para eso vas a estar ahí — dijo, sonriente —. Tú vas a cuidarnos.

Con cuidarnos se refiere a su hermano y a ella también. Esta mujer está loca y sólo me dan ganas de darle un buen golpe en la cabeza para ver si el cerebro se le acomoda.

— Y luego querer grabarme cuando vaya a parir, ¡eso es enfermo, Mei!

— ¡Pero se gana dinero! Escucha. Ven — dio leves palmadas al lado de su asiento. Suspiré profundo y le hice caso. Zen'in e Ieiri simplemente se limitaron a mirarla. Comenzó tecleando en su tableta —. La pelea entre Fushiguro Sunmi y Gojo Satoru dio como resultado 1 billón de visitas, ¡¿puedes creerlo?! Ese billón dio una buena recompensa económica. Ahora, imagina la pelea entre los dos más fuertes; Gojo Satoru y Sukuna Ryomen. Se ganaría una cantidad exorbitante e inimaginable. Ahora bien, el nacimiento de tu o tus hijos va a traer el doble de dinero que la pelea entre tu esposo y Sukuna porque se verá el nacimiento de uno o dos seres que como padres tienen al Seis Ojos y la Reina Bendita.

Esta mujer está loca.
"Reina Bendita", es la manera en la que me reconocen todo gracias a que poseo más energía bendita que cuando tenía energía maldita.

— No es no. Punto final.

— No importa, tu esposo ya aceptó.

Entrecerré los ojos y volví a ponerme de pie para dirigirme con los chicos pero el mareo tan fuerte que recibí, hizo que me volviera a sentar de golpe con las manos de Mei Mei, Ieiri y Zen'in en mis brazos y espalda.

— Tranquila, tranquila — dijo Mei.

— Respira profundo — indicó Zen'in.

— Aquí estamos nosotras. Tranquila — comentó Ieiri.

Respiré hondo para calmarme. ¿Soy yo o ahora me encuentro más susceptible a los inaudibles ruidos? Porque oigo pisadas rápidas.

— ¡Mi esposa!

Ah, sí. Sí eran pisadas rápidas, pertenecientes a Satoru. Dejé de sentir las manos de Zen'in, Mei e Ieiri para sentir las de él; una sobre mi muslo y otra en mi brazo.

— Sunmi.

— Estoy bien.

Del brazo se pasó a mi mejilla y con su pulgar comenzó a dar pequeños círculos en mi sien. Respiré hondo y dejé mi mano sobre la de él. Sonreí para intentar calmarlo pero su mirada de preocupación me dice que no va a estar tranquilo.

— Sunmi, por favor — tomó mis mejillas —. Quédate. No puedes ir con esos síntomas a la pelea.

— Voy a salvar a mi hermano, Satoru — ahora yo tomé sus mejillas —. Confía en mí, por favor.

— Confío en ti, pero no estás en condiciones para pelear — hice una mueca. Me siento capaz de ir a pelear. No me quejo por estar embarazada, me quejo porque no me van a permitir ir a salvar a mi hermano.

Silent Cry; Gojo Satoru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora