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Y veo como lloras sola en tu corazón.

~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~

— ¡Sunmi! ¡Sunmi!

Al escuchar su llamado, inmediatamente salí corriendo de la casa para saber qué estaba sucediendo. Sonreí ampliamente en el momento que miré lo que llevaba con él.

— ¡Mira!

— ¡Megumi! — dije con júbilo — ¡Pero si llevas los Lobos de Jade! — me lancé a uno de ellos para cargarlo, el de color negro. Es apenas un cachorro — ¡Pero sí son toda una belleza! Bien hecho, tú solo pudiste dominar tu técnica.

— Gojo me ayudó.

Sonreí de manera fingida. Siempre él. Siempre Gojo. Suspiré profundamente y asentí para después dejar en el suelo al cachorro.

— Me gustaría que tú me ayudaras a perfeccionar mi técnica — sonreí con ternura y asentí.

— Claro, mi niño — alboroté su cabello y él hizo una mueca de disgusto. Sonreí gracias a ello.

[. . .]

Escuchaba la puerta ser tocada con ligereza. No pienso abrir, quiero estar sola. Aún seguía sentada en el suelo, así que recargué mi cabeza en la cama otra vez para así ahogar el sonido con el colchón. 

— Sunmi... Soy Megumi...

Dijo del otro lado de la puerta. Respiré con pesadez. No quiero verlo, otra vez haré un comentario que lo haga sentir mal. Atraje mis piernas a mi pecho y junté mi frente en las rodillas, con mis manos cubrí mi nuca. No quiero verlo. No quiero hacerlo sentir mal. No quiero dañar a la única familia que me queda todo porque no he perdido el control de mi vida y de mis emociones. 

— Sunmi... Sé que estás ahí... Sólo quiero pedirte perdón por haberte hablado de esa manera — dijo —. No sé que tanto estás cargando sobre tus hombros... Debo ser más empático contigo así como tú eres con los demás... No me gusta verte así, no me gusta ver que mi hermana pelea sola... No quiero perderte a ti tampoco. Permite que te ayudemos, por favor. Puede que no seamos de rango especial como tú pero somos de gran apoyo... Gojo-sensei era más un padre para mí que mi cuñado, no puedo dejar que arriesgues tu vida de esa manera para liberarlo del sello, tampoco me puedo quedar de brazos cruzados. Eres orgullosa y testaruda, lo sé, pero a veces es necesaria la ayuda de otra persona y aquí estamos Itadori y yo para ayudarte. Por favor, Sunmi, permítenos estar contigo en este camino — suspiré pesadamente. 

Los quiero lejos de todo el peligro. Kenjaku es la peor cosa que puede existir en el mundo como para dejar que mi hermano y mi alumno se terminen enfrentando a él. Yo mataré a Kenjaku, juro que lo haré. Juro matar a Kenjaku por haber usado el cuerpo de mi amigo fallecido, juro matar a Kenjaku por haber sellado a mi esposo, juro matar a Kenjaku por haberme cortado los brazos. 

Juro matar a Kenjaku por haberle hecho la vida un Infierno a Zen'in Sunmi. 

Me levanté y fui a abrir la puerta. Aquí hace falta alguien.

— Itadori — dije.

— Salió — respondió —. Dijo que... No podía estar con nosotros y...

— No me jodas — interrumpí —. Sukuna es bueno con la manipulación, así que debió de haber manipulado la mente de Yuji para hacerle creer que él tiene la culpa de lo que está sucediendo y los actos que cometió cuando estaba usando su cuerpo sin su consentimiento — respiré hondo.

Van a venir más retos con cada día que pase, cada hora y cada minuto. No habrá descansos, no habrá momentos donde me siga lamentando, por lo tanto, debo tener la cabeza fría. Debo tener mis emociones y pensamientos en calma para encontrar una pronta solución y que, así como yo me apoyaba en Satoru, los demás se puedan apoyar en mí. 

Silent Cry; Gojo Satoru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora