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Escuché la puerta abrirse. Miré el reloj en la pared. Creo que es algo temprano como para que haya regresado.
— ¡Llegué a casa! — exclamó al abrazarme por la cintura y cargarme. Reía a carcajadas mientras me daba vueltas en el aire.
— ¡No, no sigas! — exclamé entre risas — ¡Bajáme!
Acató mi petición y, al dejarme en el suelo, me giré y lo abracé fuertemente sintiendo cómo sus músculos se relajan y él se estremecía hasta envolverme con sus extremidades.
— Bienvenido a casa, Satoru — dije con voz dulce.
— ¿Cómo estás? — preguntó, pasando una mano por mi cabello — ¿Todo bien?
— Claro — respondí — ¿Quieres algo para comer?
— Mejor vamos a comer — respondió al separarse de mí. Tomó mis mejillas para besar mi frente —. Como sé que fue un día pesado...
— Pero... Sólo me encargué del jardín.
— Es por eso que ahora mereces un descanso — dio un toque en la punta de mi nariz. Reí bajo —. Vamos a comer por ahí, ¿si?
— Bueno.
— Excelente.
Después de ver la corrupción por años cuando éramos estudiantes, a la edad de 25 años es que tanto Satoru como yo terminamos con los altos mandos ya que, si seguían con vida, iban a seguir con esas ideas estúpidas y sólo iban a traer más problemas.
Yaga nos mandó a Kyoto a recapacitar por lo que hicimos pero, en lugar de volver, nos quedamos aquí donde nos casamos a los 26 años. Compramos una casa en la orilla de la ciudad, en un pequeño pueblo que es más tranquilo que Saitama. De vez en cuando vamos a visitar a mis hermanos y viceversa. Megumi no se interesó mucho por la hechicería ya que no veía algún peligro por el cual tenía que proteger a Tsumiki o a mí.
Como quiero a mi niño.
Satoru dejó de cubrirse los ojos con gafas oscuras o vendajes, decía que, como ya casi no hacía uso de la hechicería, no tenía porqué seguir ocultando esos hermosos iris.
— ¿Y si tenemos un hijo?
Su pregunta hizo que el sushi se me atorara en la garganta y comenzara a ahogarme. Él, inmediatamente, comenzó a darme leves palmadas en la espalda.
— ¿Qué? — pregunté débilmente al sentir que la comida había bajado por mi esófago. Él, sonriente, se sentó a mi lado.
— Sí, una mini Sunmi — tomó mis mejillas con exaltación —. Imagina, la pequeña niña corriendo en la casa, yendo a la escuela, jugando, riendo, viéndola crecer, nosotros estar con ella cuando más lo necesite.
— ¿Y si es un mini Satoru? — pregunté y besó mi frente.
— Igualmente. Lo cuidaremos, lo amaremos, seríamos los mejores padres para él o para ella — comenzó a dar círculos con sus pulgares sobre mis sienes —. Quiero una familia contigo, que seas tú la madre de mis hijos y yo siendo el mejor padre para ellos y el mejor esposo para ti. Quiero ser lo que no pude tener, quiero ser lo que no pudiste tener. Quiero... Quiero ser feliz contigo por siempre y para siempre, en esta o en otra vida.
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Silent Cry; Gojo Satoru.
Fanfiction«Puedes mostrɑrme lɑs lɑ́grimɑs que tɑn silenciosɑmente me hɑs estɑdo ocultɑndo». [Libro II; Saga: Lovefool] - Spoilers del manga. - OC de mi propiedad. - Los personajes pertenecen al mangaka Gege Akutami.