𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐅𝐎𝐑 𝐌𝐄! || "-No me dejes... Pelea por mí, por favor, quédate."
Peter Parker era un adolescente para nada normal. Había adquirido poderes arácnidos lo que lo llevó a luchar contra el crimen y unirse a los vengadores. Pero ya estaba ar...
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Tony Stark estaba trabajando en su laboratorio a altas horas de la noche, no podía dormir, así que decidió trabajar en la construcción de la cuna de su bebé.
Tenía a Queen de fondo para animar el ambiente, así que no escuchó cuando Pepper lo llamó desde la sala, bajó con mucho cuidado, abrió la puerta de cristal y le arrojó una pantufla a Tony.
—¿Qué ocurre? —preguntó Tony, sobresaltado, poniéndose de pie de inmediato.
—Lo que ocurre es que la bebé ya viene —respondió Pepper, con una mezcla de emoción y ansiedad.
El corazón de Tony dio un vuelco, pero intentó mantenerse tranquilo y no volverse presa del pánico. Mantuvo la calma que siempre había demostrado en situaciones críticas.
—De acuerdo, voy por la maleta. Nos vemos en el auto —dijo, tratando de sonar lo más tranquilo posible, aunque por dentro sentía que el corazón se le iba a salir del pecho.
Subió las escaleras apresuradamente, con pasos firmes pero rápidos, y se dirigió directo al armario donde habían preparado todo con anticipación. Sacó la maleta que habían empacado semanas antes, llena de todo lo necesario para este momento tan esperado, y la llevó consigo al coche. Mientras tanto, Pepper trataba de mantener el control de su respiración, siguiendo los ejercicios que había practicado tantas veces, aunque la realidad del momento hacía que todo pareciera más intenso.
Una vez en el hospital, el personal los atendió de inmediato, llevándolos a la habitación preparada para el nacimiento. Tony no se apartó de Pepper ni por un segundo, se mantuvo junto a ella en todo momento, sujetó su mano con fuerza mientras ella atravesaba el dolor y el esfuerzo de traer a su hija al mundo.
Y entonces, finalmente, llegó el momento. El llanto de un recién nacido rompió el silencio, llenando la habitación con una mezcla de alivio y alegría indescriptible. Cuando Tony tuvo la oportunidad de sostener a su hija por primera vez, sintió cómo todo a su alrededor se desvanecía, dejando solo aquel pequeño ser en sus brazos. Era perfecta. Tan pequeña, tan frágil, pero a la vez tan llena de vida.
La miró, completamente maravillado. En sus brazos sostenía lo que cambiaría su vida para siempre. Era hermosa. Era su hija. Y en ese instante, Tony Stark, el hombre que hacía años jamás había pensado en sentar cabeza, sintió que todo en su vida había encontrado un nuevo propósito.
Tenía un ser vivo en sus brazos, era hermosa, era su hija.
Salieron siendo dos, pero regresando siendo tres. Harían lo que fuera por ese pequeño ser, lo que fuera.
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