25. Bienvenido.

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-¡Papá!- gritaron ambos niños con emoción al verlo entrar junto con su mamá -¡Bienvenido!, ¡te extrañamos mucho!

-Iza, Kaku, mis niños, me alegro mucho de verlos- sonrió igual de emocionado para agacharse y poder abrazarlos a ambos -Les traje algunas cosas, pero eso sera después, mejor cuentenme, ¿qué han hecho?

-¡Oh, Oh!, ¡Mikey y yo le dimos una paliza a unos chicos que molestaban a Michi!- sonrió con orgullo el peliblanco.

-No necesitas regañarlo, yo ya me encargué de eso, también hable con Mikey- murmuró de forma tranquila el peliblanco a un lado de su pareja.

-Lo cual es un poco hipocrita, nosotros fuimos parte de una pandilla- sonrió dulcemente el pelinegro -Por no decir que somos sus fundadores.

-¡Eso es lo que le dije a mamá!- gruño el pequeño, totalmente de acuerdo con el pelinegro mayor.

-Es normal que no quiera que ellos se involucren en el mismo mundo que nosotros- hablo de forma tranquila, depositando un pequeño beso el mejilla de su pareja -Bueno niños, vayan a lavarse las manos y ayudenme a poner la mesa, preparare algo rapido para comer, su abuelo vendrá.

Ambos menores salieron corriendo, siguiendo cuidadosamente las indicaciones que el mayor les dio.

-Por cierto, encontré dos motores gemelos, probablemente de una CB250 T- sonrió orgulloso -Pedi que los llevaran al taller, los voy a arreglar, tal vez le de uno a Mikey, el otro sera de Iza y a Kaku le conseguiré una igual.

-¿Tres CB250 T, en la familia?, ¿Porque no dejas que Iza y Kaku decidan que motos quieren?- sonrió dulcemente el peliblanco -Y si es que quieren, recuerda que Kaku aun tiene un poco de miedo a cualquier medio de trasporte.

-Cierto...- murmuró en comprensión el pelinegro -¿Te ayudó con la comida?

-No gracias... quiero mantener mi cocina intacta- sonrió burlón el peliblanco para empezar a atar su cabello.

 quiero mantener mi cocina intacta- sonrió burlón el peliblanco para empezar a atar su cabello

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-Estoy de vuelta...- murmuró cansado el peliblanco, casi al mismo instante que se escuchaba el estruendo de algo rompiéndose -¿Que fue eso?

Pregunto a la nada, empezando a caminar rápidamente hacia donde se escuchaban los gritos.

-¡¿Porqué no me lo dijiste?!- grito desesperado -¿Porqué tuve que enterarme por ella?

-¡Izana, por favor calmate!- dijo un poco desesperado Kakucho, interponiendose entre él y su padre.

-¿Que diablos esta pasando?- los tres se quedaron en total silencio el escuchar la voz calmada y casi aterciopelada del peliblanco mayor.

-¡Mamá, todo tiene una explicación, enserio!- murmuró nervioso el pelinegro de la cicatriz, esta vez poniendose frente a Izana.

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