26. 10 De Agosto.

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-¡Cariño, debemos irnos, ya es tarde!- apresuro el peliblanco entrando a la pequeña oficina de su pareja, encontrándose con la imagen de el revisando unos papeles mientras se desordenaba el cabello.

-Si, solo un momento mas amor, estoy revisando la lista de las piezas que me llegaran mañana... espera, ¿mañana que día es?- pregunto confundido, observando fijamente a su pareja.

-Mañana es siete de agosto- murmuró tranquilo el peliblanco, sin apartar la vista del pelinegro que únicamente asintió.

-Parece que me equivoque, las piezas llegan el nueve, por cierto, ¿ya viste como estas quedando la CB250 T de Mikey?- sonrió con orgullo esperando pacientemente un elogio de su pareja.

-Si, la e estado viendo toda la semana, te esta quedando genial, ¿Que mas le hace falta?- sonrió dulcemente el peliblanco, estirando su mano hacía su pareja, esperando pacientemente a que este la tomara.

-Ya solo son cosas minimas, probablemente estara lista en tres días más- dijo tranquilo, tomando la mano de su pareja, mientras apagaba la luz de su oficina y lo guiaba hacía la entrada trasera.

-Bien, estoy orgulloso de ti amor, montar una moto desde cero en tan poco tiempo solo es algo que tú puedes hacer- alago el peliblanco, mientras caminaba de forma tranquila por el pequeño callejón, hasta llegar a la calle principal.

Rápidamente empezó a buscar a ambos niños, no sabía con exactitud cuando fue que empezaron a planear el robo, así que había optado por ir toda esa semana con su pareja, sus niños se encontraban en casa de su abuelo así que Wakasa podía estar mas tranquilo en ese tema.

-¿Qué pasa?- pregunto curioso el pelinegro quien también había empezado a buscar con la mirada a nada en específico -¿nos estan siguiendo?, ¿qué estas viendo?

-No es nada, vámonos, tenemos que pasar por los niños...

-No es nada, vámonos, tenemos que pasar por los niños

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8 de agosto...

¿cómo decirle a tu pareja que está en peligro de muerte? No lo sabía y eso le molestaba, no poder expresar lo que sentía y preocupaba era molesto.

Al menos para Wakasa...

Shinichiro no notaba nada fuera de lo común en su pareja, y nadie podía culparlo, el peliblanco habia aprendido a actuar muy bien, por no decir que Wakasa se la pasaba corriendo de un lado a otro junto con Benkei, su leal amigo, iba todas las noches por Shin y después de eso pasaban por Izana y Kakucho a casa del mayor de los sano, una rutina a la que se estaban acoplando poco a poco.

Ambos buscando a ese par de diablillos, y tenían que admitirlo, eran realmente escurridizos, cuando pensaban que estaban apuntó de encontrarlos se daban cuenta que ambos habian desaparecido.

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