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-¿Como sería ser un canibal?-La curiosa pregunta de Aren llegó a los oídos de Osher y Ángel de una manera poco convencional.

Aren relamió sus labios, perdiendo sus ojos en el cielo despejado de nubes cuando Osher lo miró. Se ignoraron mutuamente.

-¿Por qué?-Lo cuestionó Ángel- ¿Lo quieres probar o...

El rostro del pelirubio se ladeó y sus hombros se encogieron.

-Bueno, no sé.-Respondió-Solo me da curiosidad. Es que mira, las personas dicen que la carne humana sabe mejor que la carne de vaca, que, por cierto, me encanta la chuleta, bro. Uff, cuando yo veo la chuleta frita y doradita me salen corazones de los ojos y la boca se me hace agua -Suspiró, y juntó sus dedos haciendo una seña de arriba abajo- Gustoso, man. ¿y el salami? nada más bueno que el salami, salami con pan, salami con arroz, salami con papas, salami con...

-Aren, resume, con un carajo.-Osher gruñó,

-Oyeme, conmigo no hables ni dirijas miradas, hazme el favor- Osher volvió a resoplar y Aren prosiguió-A lo que quiero llegar es, que si es verdad que la carne humana sabe igual o mejor que la de los animales. O sea, Ángel -El mencionado hizo un movimiento con el mentón- ¿No te da curiosidad?

-¿A mi?-Aren asintió-No.

-Bueno, a mi sí.

-Mientras nos respetes a Osher y a mí, y no nos comas, tú dale para alante y que nada te detenga.

Aren hizo una mueca de obviedad.

-Pues, obvio que los respeto, dah.

Osher le mandó cuchillos con los ojos, que si estos pudieran volverse físicos y clavarsele en el cuerpo y hacerle mil agujeros, Aren estaría muerto y bien drenado en el piso.

-¿Que respetas? -Preguntó con incredulidad.

-Sí, yo respeto.-Respondió entonces Aren con inocencia, mirandolo fijo.

-Maldito mentiroso del infierno-Se indignó Osher. Aren, en cambio, sonrió y luego se llevó una mano a la boca con mentirosa ofensa.

-¡A mi no me insultes, que ni contigo estoy hablando!

-¡Cogiste en mi maldita cama, Aren! ¡¿Y te atreves a hablar de respeto?!

Ángel frunció la boca y los miró.

-Wey, que asco, en serio.-Dijo, poniendo una mueca de clara repulsión.

Osher asintió en respuesta.

-Quién sabe y me pega una puta ETS, maldito puerco.

-¿ETS quién? Porque yo no, mor.

Ángel arqueó las cejas.

-¿Quién sino? Hasta las bolas me cogieron telarañas, y de Osher ni hablar, el pobre ya es virgen de nuevo.-Osher asintió, dándole la razón.

-Bueno, aún así yo no.-Se negó Aren, consciente de que quizá sí pero en realidad no porque él llevaba una estricta salud sexual e iba al hospital todos los meses para hacerse revisión. Asi que, Ángel, lamentamos informarte que estás muy desinformado.

-Ya.

Sin embargo, Ángel lo estaba mirando, preguntandose si el muy asqueroso había cogido en su cama también.

-¿Qué?-Le espetó el pelirubio.

-Aren... tú no tuviste sexo en mi cama, ¿verdad que no?

-Pero claro que no, mi hermano.-Respondió rápidamente, desvíando la mirada a otro lado.

En las manos de Ángel.  (+18)  Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora