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Hay personas prefieren disfrutar de la grandiosa vista de Rusia desde un rasca cielos, o, en su mayoría, desde una gran casa alta con balcón.

Emilio Mergax se tenía así mismo como una persona aficionada a los atardeceres, bastante sencillo en gustos y lo suficientemente básico como para no ser difícil de entender.

Sin embargo, Emilio también amaba el silencio, más cuando este siempre estaba a su merced, pues con la edad de 35 años había creado un imperio en los bajos barrios de Rusia y se regodeaba en poder.

Esto, a su vez, le regalaba la posibilidad de tener en la palma de su mano toda información que rondara fuera o dentro de su país de origen, ya que nada pasaba desapercibido a sus ojos verdes.

Entonces, cuando Nelle abrió la puerta, interrumpiendo su momento de calma y soledad, él respiró con profundidad y, sabiendo que ella estaba detrás de él esperando una confirmación, chasqueó los dedos.

-Amo.

Se volteó entonces, sus ojos verdes chocando con los grises de la chica, y aguardó en silencio un montón de segundos que la pusieron de los nervios.

-¿Qué pasa, Nelle?

La chica torció una sonrisa, sus dientes, algunos rotos pero que conformaban una dentadura atractiva, saliendo a la luz.

-Delianne está muerta, amo. Él la mató y la descubrió.

Emilio entonces asintió con completa calma, volteando, otra vez, su rostro hacia el frente.

Siempre supo que su hermano era impulsivo, se dejaba llevar por las emociones desde que eran pequeños, sin embargo, siempre era el más impredecible. Por lo que anticipar sus jugadas no eran fáciles y muchas veces, bastantes veces, no sabía cómo actuar o responder a sus ataques hacia ellos.

Sin embargo, como dije anteriormente, a Emilio nada se le escapaba de los ojos sin que él lo supiese de antemano.

Delianne era una ficha más en el juego de ajedrez de aquellos dos que atentaban con la vida de la madre y la hija. El matarla solo hizo que ellos emprendieran un camino confiable a la finalidad de sus planes, pues ninguno era estúpido, y Emilio menos.

Nelle miró entonces sus descalzos pies desnudos de algunas uñas gracias a los castigos impuestos por su amo; su captor, mientras esperaba una respuesta que tardó minutos en llegar.

-Bien. ¿Alguna otra noticia?

Nelle calló por unos instantes.

-Sí, amo. Anastasia está actuando por su cuenta, quiere saber cuánto antes quien es la madre de la niña.

Eso hizo que el pelinegro mirara entonces a la joven. Antes de que se cortará la transmisión de los micrófonos cuando Delianne estaba con Ángel, había escuchado algo sobre que Anastasia sabía quién era Angie, algo totalmente imposible.

Angie se mantenía fuera de radar por si sola, y Emilio, cualquier despiste, antes de que lo notaran, ya lo estaba eliminando.

A menos que hubiera alguien infiltrado, ellos no podían descubrirlo, y no lo harían. No por el momento.

-No le permitas actuar, Nelle. Evítalo. Anastasia no puede saber quien es la madre de la niña, no dejes que lo sepa.

-De acuerdo, amo.

Debía cuidarlos de ellos; a los tres, lo prometió. Prometió cuidar a su hermano de sus otros dos hermanos por encima de todos, y eso implicaba cuidar de su familia a toda costa.

En las manos de Ángel.  (+18)  Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora