Fuimos dando un paseo ya que el centro comercial solo estaba a 4 manzanas de distancia.
Les explico un poco la historia de mi vida, y sollozando, tambien la de mi padre.
-Mi padre falleció cuando yo solo tenia 8 años, a causa de la bebida. No paraba de beber. Lo hacia al menos 17 horas al día, y en el tiempo restante, cuando no dormía, se peleaba con mi madre. Eran infelices, y yo también -Paro y suspiro- Caí en una depreción cuando me enteré que el viejo y malcuidado hígado de mi padre no pudo soportar la inflamación que le produjo la bebida, y este hizo que su corazón parara de latir, causándole una muerte por paro cardiaco.
Y fue ahí cuando comprendí que nadie es inmortal, que todo el mundo se va, aveces sin despedirse, y te das cuenta, de que a pesar de lo malo, de lo mucho que odies a alguien, se te queda ese vacío que nadie ni nada podrá ocupar.
Es difícil seguir adelante, pero en esta vida, las decisiones fáciles, suelen ser las peores.Recuerdo nuestra ultima conversación, aquel mal recuerdo en el hospital, cuando él estaba ingresado y mis piernas me llevaron hacia él, sin ni siquiera darme cuenta de lo que estaba haciendo.
También recuerdo sus ultimas palabras:
-No quiero perderte -Me dijo mientras varias lágrimas descendía por sus rojas mejillas, dejando un sendero de agua, que ahora mismo, por muy triste que parezca desearía volver a ver. No verle llorar, sino simplemente verle.
-Pues ya lo has hecho -Le respondí, con una expresión neutra, consiguiendo que no notase como mi corazón se rompió en mil pedazos y estaba aplastado bajo las patas de esa camilla que le mantenía acostado.
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La torpe vida de Mery Dallas
Teen Fiction-¿Tienes cojones? :) -Me escribió él. -Alguno de los dos tenía que tener. :) -Le envié. Todos los derechos reservados.