Capitulo 14

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Despierto a la mañana siguiente, en una habitación de un hospital.

Cuando abro los ojos veo a Clara y a Daniel abrazados y a sus padres, mis tíos Margarita y Vicente, sentados en las sillas.

Daniel es mi primo mayor, mi gran apoyo, tiene 27 años, el pelo rizado y moreno. Es alto y delgado, como su hermana Laura, mi otro gran apoyo. Laura tiene los ojos azules y el pelo también moreno. Destacan por su simpatía. Ellos más Margarita y Vicente son los que estuvieron ahí conmigo cuando pasó todo lo de mi padre incondicionalmente. A ellos le agradezco todo y gracias a ellos se lo que de verdad significa la palabra "Familia".

Sigo un poco confusa, solo escucho los sollozos de Clara y a las enfermeras que corren por los pasillos como si esto fuera una carrera.

¿Por que esta sollozando? Solo me he desmayado y tengo claro que fue por mi indeseable fobia a los espacios con mucha gente.

-¿Que... Que pasa? -consigo preguntar.

Rápidamente todos centran la mirada en mí, y yo miro a cada uno, uno por uno.
Se acerca Margarita asustada hacia mí, y me agarra la mano. Tiene el pelo corto y rubio, que queda perfecto con sus ojos marrones.

-Mery, ¿Como te encuentras?

-Bi... Bien- Me siento en la cama y miro a ambos lados de la habitación, en busca de una explicación de porque me han traído aquí, si siempre es lo mismo, me desmayo, despierto horas después y al rato como nueva.

Se aceran Vicente, Daniel y Clara.

-¿Que hago aquí? -Les preguntó, pero no me contestan, se limitan a mirarse entre ellos y a continuación a bajar la cabeza. - he preguntado que que hago aqui... -Digo más elevado de lo que pensaba hacerlo.

Tengo la boca y los labios secos, me duele mucho la cabeza, y noto como mi cara esta pálida, sin expresión alguna. Parezco una persona a la que van a enterrar viva.

Vicente se aleja, coge una silla, se vuelve a acercar y se sienta al otro lado de mi. Tiene el pelo negro, los ojos verdes, y un bigote muy peculiar.

Los demás siguen con la cabeza agachada, mientras Clara solloza.

|¿Que coño esta pasando aquí? | me pregunto a mi misma.

Une sus manos, entrelazando sus dedos, con los codos apoyados en las rodillas, y clava su mirada en la mía.

-Los doctores piensan que no solo son las fobias las causante de esto -dice separando las manos y señalando con desaprobación a la camilla, y al gotero que esta situado a mi lado por si acaso sea necesario. Antes de que pueda procesar la información, continua hablando mientras Margarita me agarra más fuerte de la mano:
-Quieren hacerte pruebas, Mery.

Con la boca abierta miro a Margarita que ahora me esta mirando y entonces me comunica que no se lo ha contado a mi madre por que se pone estérica, como hace siempre, mientras yo agacho la cabeza para observar mis pálidas piernas solo cubiertas hasta la parte inferior de los muslos por la bata de la clínica.

Cierro los ojos, y me repito que solo es un mal sueño, una pesadilla, y que cuando yo quiera puedo despertar de ella.

Pero no lo es, es la maldita realidad.

La torpe vida de Mery DallasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora