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la discusión de takeomi y su disputa con sus hermanos se trasladó fuera de la sala de reuniones tras un desagradable comentario de kokonoi sobre que jodieran con sus problemas familiares en otro lugar. los tres akashi se trasladaron al corredor, con el mayor más calmado, pero no menos decepcionado y herido.
—se supone que ibas a dejar a senju en paz mientras yo estuviera a tu lado, robin.— dijo serio, sintiendo el ambiente pesado gracias a la tensión y a los ojos de haruchiyo mirándolo atentamente.
la femenina ladeo la cabeza ligeramente. —cumple tu palabra si quieres que yo cumpla la mía, hermano.—
—¿de qué estás hablando?—
los iris violeta de ella se posaron en él con un aspecto que le resultó tan indescifrable como de costumbre.
—sé muy bien que has estado viéndola todos estos años, que te preocupas por ella y que jamás la has dejado atrás como prometiste el día que nos seguiste a nosotros.— respondió. —y tus estúpidos reclamos no hacen más que demostrarlo.—
al mayor no le sorprendió que supiera de sus visitas a senju pues tenía perfectamente claro que a robin jamás se le pasaría por alto ninguna de sus acciones. conocía perfectamente lo controladora que era.
—no puedo fingir que no existe y no puedo pretender que la enterré en el pasado.— soltó, honesto y cansado. —es mi hermana...—
el rostro de robin se mantuvo inexpresivo, pero sus ojos no pudieron evitar demostrar su cólera, haciéndola lucir tan descompuesta y errática como sonó su voz al volver a hablar.
—yo soy tu única hermana, takeomi. me entregaste tu vida el día que nos elegiste, pero hasta que no sienta que eres completamente mío... no dejaré de cazarla.—
mientras el rostro del mencionado caía al suelo, en el de haruchiyo, se pintaba una sonrisa complacida, formando un gran cuadro de polos opuestos.
para sanzu, la posesión de robin sobre ambos no sólo era normal, sino que también era casi una bendición. después de haber crecido tras ella toda una vida, sintiéndola como la única persona en el mundo entero que no lo había abandonado, consideraba que sus exigencias hacia takeomi eran absolutamente legítimas y lo mínimo que merecía.
por otra parte, del otro lado de la puerta a unos cuantos pasos de ellos, ran y rindou se dispusieron a dar por finalizada su participación en la caótica junta ejecutiva, después de exigir que bonten pagará los daños del conflicto con brahman al interior del mori tawā.
—si nos disculpan...— dijo el mayor con cierta ironía mientras se ponía en pie. —tenemos un interrogatorio que hacer.—
con el de mullet imitándolo, ambos caminaron hasta la salida para abandonar la sala, pero sin dejar un último comentario.
