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draken miró a takeomi con cierto rechazo. su relación con él no había sido buena ni siquiera cuando habían sido compañeros en brahman y dudaba que algo bueno saliera de ahí después de tantos años porque para peor, se estaba revolcando con su hermana a escondidas.
el mayor guardó su arma y los demás lo siguieron, confiando en su juicio.
—chicos, por favor...— dijo mirando a los de cabello morado a su lado.
—claro.— acató rindou ya más tranquilo, dejando libres su puesto y el de su hermano para el mecánico y el de mechas.
el pelinegro les indicó que tomaran asiento y ambos lo hicieron sin tener muchas opciones. los demás hicieron lo mismo y los haitani se posicionaron tras los otros dos akashi.
quedando frente a frente, los ojos oscuros del dragón no perdieron detalle de cómo las manos de ran se pusieron en los hombros de robin antes de que llevara su boca a su oído.
—te adoro.— susurró con los labios rozándole el lóbulo y haciéndola sonreír genuinamente. —estoy orgulloso de ti.—
kazutora le dio un golpe en la pierna a draken bajo la mesa, haciéndolo mirarlo y sus ojos dorados le advirtieron lo suficiente sin necesidad de palabras.
el de trenza pasó saliva, haciéndose el desentendido porque ni él mismo estaba seguro de la razón por la que el contacto entre ella y el pelicorto le había jodido por dentro.
takeomi se mantuvo en pie y se rascó la barbilla, pensando qué decir bajo la mirada curiosa de arlette. era un hombre poderoso y lucía bien a sus treinta y tantos; entendía que a karui le gustase aún sí nunca lo hubiera admitido en voz alta.
—antes de que comiences tengo que decir que tu querida hermana ha pasado por alto cómo es que ella se enteró que draken está en brahman...— dijo izana de forma venenosa. —creo que olvidó mencionar que estuvo a punto de matarlo.—
la mano de ran se apretó ligeramente en el hombro de la aludida y kokonoi soltó una risotada.
—joder, es que esto parece una telenovela...— exclamó el platinado.
los ojos de draken viajaron a manjiro, pero los de este impactaron en robin fijamente, destellando oscuridad y catástrofe.
« mierda. »
ryuguji se sintió afligido, pero ella... ella permaneció exactamente igual, sin inquietarse por la mirada asesina de su jefe ni por la amenaza de su hermano.
—si me voy al infierno... tú vendrás conmigo, zorra de mierda.—
robin había imaginado que kurokawa no perdería la oportunidad de exponer su enfrentamiento con el dragón, pero confiaba plenamente que takeomi sabría librarla de cualquier culpa.
