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transcurrió más de una semana y el dolor en el corazón de draken creció a cada hora que no tuvo noticias sobre robin. ¿seguiría en seattle? ¿estaría bien? ¿pensaría en él y en las noches que habían compartido? ¿o lo estaría despreciando? comenzaba a perder la cabeza en preguntas sin respuestas porque si bien no había conocido demasiados detalles sobre la vida de su amante, sabía muy bien que ella jamás despreocuparía la administración del bar y la supervisión de sus chicas por tanto tiempo. ¿acaso habría salido algo mal durante el viaje? tan solo pensarlo instalaba un pesar helado en su espalda.
aquellos pensamientos no le permitían concentrarse en nada más que no fuera la pelirosa. había intentado leer un libro, navegar en internet y reordenar el taller, pero finalmente había acabado tumbado sobre el sofá, recordando el rastro de sus besos con agonía.
pero aquel día su caos interno al fin tendría algo de sosiego y metafóricamente hablando, las novedades que su corazón estaba necesitando avanzaban en un mercedes benz en dirección opuesta, pero con un destino muy familiar.
el sol primaveral destellaba en el cielo despejado cuando el mayor de los akashi estacionó su auto y descendió de este junto a aura y nika para entrar en la tienda de moda de mitsuya. la campanilla de la puerta sonó gentilmente, avisando sobre la visita y haciendo que el diseñador levantara la vista desde sus bocetos con una sorpresa mal disimulada.
—takeomi.— expresó con desconcierto y el mencionado se quitó las gafas oscuras para ladear la cabeza a modo de saludo. —¿qué... te trae por aquí?—
—vi unas fotografías de tu última colección en esa revista.— señaló el pequeño boletín entre las manos de la rubia a su lado. —eres bueno en lo que haces.—
las jovencitas asintieron, corroborando las palabras de su superior y una sonrisa confusa se dibujó en los labios del más joven. podía imaginarse que el akashi no era un hombre muy halagador. —arigato.—
—por eso quiero que confecciones para mi hermana y sus chicas para la fiesta de seishu.— retomó el de cicatriz. —modelos exclusivos.—
la mente de mitsuya comenzó a trabajar a toda marcha al oírlo. la petición de takeomi confirmaba el regreso de los pelirosa y esas eran las novedades que su mejor amigo había estado esperando durante días.
—claro.— respondió interesado. —¿cuántos vestidos serían en total?—
—siete.— pauso. —te pagaré lo que estimes conveniente. sé que es bastante trabajo.—
—mi señor...— susurró nika respetuosamente, intentando no interferir en la conversación y con la mirada avergonzada de misayaki tras ella. —no es necesario. nosotras podemos usar algo más senci...—
