No me arrepiento...o tal vez si

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~°~°~°~°~° CAPITULO DOS °~°~°~°~°~

En mi vida he cometido muchos errores y creo que lo de esta noche no pertenecerá a uno de ellos.

Después de estarnos besando me invito a un hotel y para ser sincera eso me habría ofendido pero no paso, si no lo hubiera hecho el, lo hubiera hecho yo. Así que no dude en decirle que sí, por alguna extraña razón Saúl me daba esa confianza de decirle que si a todo lo que me propusiera. O me gustaba de verdad o había bebido demasiado.

Eran cerca de las doce cuando llegamos al lugar, justo antes de entrar nos detuvimos para besarnos y finalmente hizo la pregunta que me hizo estar segura de lo que estaba apunto de hacer.

─¿Estas segura? No quiero ser un canalla y proponerte esto solo por que ambos estamos tomados. ─dijo acomodando un mechón de cabello detrás de mi oreja.

─Si estoy muy segura, por favor entremos ya o nos arrestaran por habértela sacado aquí mismo.─me acerque a su oído para decirle eso ultimo.

Me miro como si el mismo no pudiera creerlo, me tomo de la muñeca y entramos por la puerta del hotel.

Ordenamos una habitación y en cuanto nos dieron las llaves fuimos al elevador donde continuamos besándonos, la ropa estorbaba demasiado, con el me sentía como una adolescente.

En cuanto llegamos a la habitación los besos fueron mas intensos, desesperados y el calor fue subiendo.

Me tomo de las piernas y me levantó, inmediatamente enrolle mis piernas en su cintura. Lo tomé de las mejillas y seguí besándolo con tantas ganas.

Cuando llegamos a los pies de la cama me dejó caer en ella, me senté unos segundos en lo que me quitaba las botas y dejaba la bolsa en el piso. En estos momentos lo que menos necesitábamos era ropa.

Necesitaba quitarme el calor que sentía así que me levanté frente a el y me quite el blazer para después quitarle la playera que traía puesta, pase las manos por todo su pecho y note una espada tatuada en su costilla derecha. No tenía el mejor abdomen, pero para mí era perfecto. Bajé las manos hasta llegar al botón de sus pantalones y desabrocharlos.

Mirándolo a los ojos metí la mano debajo de su bóxer y noté el suspiro que salió de sus labios antes de besarme. Comencé a acariciarlo lentamente y fui aumentando el movimiento de mi mano, los jadeos entre los besos y las pequeñas mordidas en el labio me hicieron desear escucharlo gemir.

Me separé de él para poder arrodillarme, le bajé por completo el pantalón para quedar en presencia de su bóxer negro y el bulto debajo de ellos. Cuando comencé a bajarlos lentamente me detuvo tomándome por las muñecas.

─No es necesario que lo hagas.─lo dijo no tan convencido.

─Puedes soltarme, quiero hacerlo.─dije mirándolo a los ojos y con una sonrisa que sabía que lo convencería.

No volvió a decir más así que cuando soltó mis manos seguí con mi trabajo, bajé por completo su bóxer y me gustaba lo que veía. Tragué saliva y me mordí el labio antes de ponerlo en mi boca.

En cuanto puse mi lengua sobre la punta todo su cuerpo se tensó, escuché su jadeo así que seguí. Puse mi mano sobre el y apreté un poco para comenzar a mover a un ritmo constante mientras chupada y succionaba con los ojos cerrados.

Cuando comenzó a gemir creí que me desmayaría, ese sonido tan exquisito me causo escalofríos en todo el cuerpo. El ritmo al que iba era demasiado rápido y comenzó a empujar sus caderas en mi boca, su mano comenzó a jalar mi cabello y comenzó a empujar más. Abrí los ojos y lo mire mientras chupaba la punta, su mano jalo demasiado mi cabello que un quejido salió de mi.

Por La FamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora