11. Obsesión

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Estoy pensando en algo constantemente, estoy pensando en que si lo tuviera todo sería mejor, tal vez no es lo que necesite, pero es todo lo que ocupa mi querer, mi obsesión.

Querer algo con tantas ganas, tal vez más de las que he dicho, son señales que mi mente manda, o tal vez lo que considero señales sean parte de un capricho.

Pienso tanto en lo que quiero, hay algo que me da motivación, y es que quiero tanto eso, que me genera una absurda obsesión.

Somos seres inconformes, vemos algo, lo queremos, lo obtenemos y a veces no nos podemos conformar, pero también en pocas palabras si no obtengo lo que quiero en este momento, mi mente no estará en paz.

Somos capaces de tanto, tanto que capaz jugamos con los riesgos, podemos moderar los espacios vacíos, llenarlos de adrenalina y terminar de vaciar el espacio que le pertenecía al miedo.

¿Obsesión? Si lo tengo será mejor.
¿Capricho? Debo tenerlo sí o sí, mejor dicho.

La mente agota así como los golpes y tantas fallas, aunque una falla más, activa el golpe contundente y la contundencia definida es que quiero mucho más lo que mi obsesión reclama.

Deseo tanto algo e infinitas veces no sé porqué soy así, estoy tan presente en mi mente y creo tener tantas obsesiones, que si mi ansiedad se junta con mi obsesiva mente, no sé que será de mí.

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