Tantas veces me he querido despedir, sin poder. Tanto he debido hacerlo, sin querer.
Un día simplemente me levanto con las ganas de huir, al otro día sólo me invaden las ganas de querer volver. Más de un día aparecí donde no debo estar sólo porque quería hacerlo. Más de una vez ya no quise estar más y desaparecí por completo.
Tanto he dicho "ya no más" y me he despedido indirectamente pensando que eso quiero, tal vez por el cansancio de la monotonía, aunque muchas veces me he despedido sin querer hacerlo, pero es lo que debía hacer, así sin más.
Tantas veces he dicho que me voy sin saber como irme, todas las palabras parecen pocas para lo mucho que se siente dejar ir lo que realmente quieres. Querer no significa tener, y muchas despedidas ni siquiera tienen que ver con querer irse. No todo sucede como queremos, sólo como debía pasar.
Sé que todos los días no nos sentimos igual, pero quisiera que me dieran igual tantas sin que al otro día me duelan de nuevo, sólo dejar atrás todo aquello que cada día me hace daño y me inquieta.
Estoy en duda de si los sentimientos son permanentes, aunque sé bien que permanecen a veces contra nosotros mismos. Cuanto quisiera tener la capacidad de apagar lo que siento en el momento que quiero para no sentir lo que creo que no es debido.
No me gustan las despedidas, en parte dejan vacío. Hay tantas formas de decir "adiós", y con ninguna me quiero despedir.