27. Viejos amigos

146 6 0
                                    

Galena

Cuando David nos lleva de vuelta al recinto, no dudo en emprender mi camino hacia el taller. Estoy segura de que Robert estará tirándose de los pelos ahora mismo. Esto es lo peor que podría pasarle a un equipo... Que uno de los pilotos intente matar al otro.

Me encuentro a medio camino cuando de repente veo algo que hace que toda la sangre de mi cuerpo empiece a hervir.

¿Qué creen que están haciendo? Esto está yendo demasiado lejos.

Mi hermana está de espaldas a mí, por lo que no ve cuando me acerco. Por el contrario, Theo y su acompañante sí que notan como la distancia entre nosotros se va haciendo cada vez más corta.

Theo parece descansado, ni siquiera intenta fingir un poco de pena por el "accidente" de Kay. No esperaba que confesara, pero habría estado bien un poco de arrepentimiento.

Al igual que él, la chica a su lado se ve relajada. Sigue siendo una caradura.

Después de todo lo que pasó, de todo lo que hizo, es capaz de estar aquí como si no pasara nada y fuera bien recibida. Si fuera por mí, le arrancaba esas falsas extensiones rubias y esos horrendos ojos de un solo puñetazo.

Acelero el paso cuando solo unos metros nos separan, agarro a Clío por la muñeca y la arrastro hasta dejarla a mis espaldas. 

Mi furiosa mirada no se separa de los otros dos.

—¿Por qué la apartas? —se atreve a preguntar Theodore.

—Porque es mi hermana y no pienso permitir que un degenerado como tú se acerque a ella.

Mi voz no tartamudea al mostrar mi rabia.

—¿Tu hermana? ¿Y yo qué?

La estúpida y aguda voz de la rubia a su lado me interrumpe. Típico de Amber. Era obvio que no habría cambiado, alguien como ella sería incapaz de hacerlo.

—Dejaste de serlo hace mucho tiempo, no te hagas la ofendida —respondo sin siquiera mirarla.

—¿Cómo puedes decir eso? Hace años que no nos vemos y me hieres con tus palabras. ¡Solo sabes causar dolor!

Casi puedo ver las lágrimas de cocodrilo acumularse en sus ojos.

—Háblame de dolor cuando tengas que obligarte a dejar de querer a las personas más importantes de tu vida, a las personas con las que te imaginas un futuro. Háblame de dolor cuando la persona que crees amar te pegue una paliza. Háblame de dolor cuando la que se suponía que era tu hermana te traicione. El día que te lo hagan, sabrás lo que de verdad duele. Hasta entonces, no hace falta que me dirijas la palabra.

Esta vez sí la miro, sin remordimiento al echarle esa verdad a la cara.

—¿Por qué dices eso? Me rompes, Tara. —Una fingida lágrima cae por su mejilla. 

—Es gracioso que tú seas la que salió rota de todo aquello pero yo sea la única que necesitó ayuda. Te lo montaste bien, porque cuando alguien no ve lo que realmente hay, es difícil diferenciar quién está sufriendo. Tú no me dejaste hablar aquella vez, ahora que has visto que no todo es un puñetero cuento de princesas, no vengas lloriqueando. 

Una chispa de odio se hace hueco entre sus lágrimas al escuchar mis palabras. Parece que se empieza a dar cuenta de que ya no me puede manipular como le plazca. 

Mientras la miro sin emoción, percibo un movimiento a mi lado y agarro la muñeca de Theodore antes de que pueda volver a tocar a Clío.

—Te he dicho que te alejes de ella —exclamo, soltando con asco su muñeca.

Lo que fui, soy y seré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora