Capítulo 12

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Londres, Reino Unido

— ¡Ese es mi primogénito hijos de puta! —grita papá para luego hacer tronar una trompeta de plástico con todas sus fuerzas

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— ¡Ese es mi primogénito hijos de puta! —grita papá para luego hacer tronar una trompeta de plástico con todas sus fuerzas.

 Su grito se ve ahogado por la ovación del público y los chillidos de los miembros de la familia que nos encontramos animando el partido. Mamá luce feliz pero eso no evita que se aferre a la camiseta de papá con fuerzas, temiendo que se vaya de boca hacia abajo por la manera en la que se asoma por el palco.

 Asher hace una reverencia al público y nos manda besos desde el campo, y desde el palco vip formamos un griterío animándolo. Ha conseguido un doblete espectacular colocando a su equipo, los Udore F.C, en la delantera a pocos minutos de que acabe el tiempo extra.

— ¡Albert vuelve aquí al menos que quieras volverte papilla al impactar contra el suelo! —reclama mamá.

 Un montón de gente en las gradas están tomando fotos y vídeos de nosotros acá arriba en vez de mirar el partido, de seguro por allí en alguna red social veremos al respetado abogado Albert Holladay perdiendo los nervios, soltar un montón de groserías creyendo que está todo perdido para luego terminar animando como un puto loco.

— ¡¿Viste eso mujer?! —Exclama papá feliz plantándole un beso sonoro en los labios—. Ese chico es mi adoración.

—Estoy comenzando a ponerme celoso con tu indiscreta forma de mostrar preferencias —me llevo la mano al corazón, dolido—. Oh, creo que voy a largarme a llorar.

 Tomo asiento en uno de los muebles para tomar la bebida que había dejado a medias.

—Claro que no tenemos preferencia por ninguno, lo dice por el furor del partido —aclara mi madre.

—Habla por ti, solo Asher y mi princesa salieron normales, los demás los hicimos defectuosos, corazón —bromea, o tal vez no, mi padre, acariciando el cabello de Anya a su lado quién le sonríe divertida—. Un montón de chimpancés.

 Anya parece entretenida grabando con su iPhone a los jugadores haciéndoles zoom de manera exagerada, siempre hace lo mismo cada que viene a un partido.

—Deja de enfocarle el culo a los jugadores, pequeña acosadora —molesta Alaric a Anya, arrebatándole el celular.

 Comienzan a discutir de manera tonta, les ignoro. Los demás no están, ni los gemelos ni Levi, están ocupados en sus propios asuntos.

 Tenemos una regla familiar, a la semana, al menos la mayoría de los miembros de la familia debemos ir a poyar a los demás en caso de que estén en un proyecto específico. Como cuando los chicos fueron a llevarme churros a mí y a toda la compañía

 Si Asher tiene un partido, allí estaremos, sobre todo porque papá es fan aficionado del club, si Anya tiene una presentación, ahí estaremos dándole apoyo, si los gemelos van a competir o si Levi tiene algún concierto programado, y si Alaric modelará para alguna pasarela, aunque sea uno de nosotros irá a darle ánimos. Como una promesa tacita de "no importa lo que pase, nunca estarás solo".

(LH.1)- La dulce perdición de LowellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora