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Hyerin tocó nerviosamente la puerta que Jeongin le había indicado, ajustando la credencial de visitante que llevaba colgada al cuello. Habían pasado aproximadamente siete días desde la noche en que, en un estado bastante cuestionable, había llamado a Jeongin y él fue a rescatarla. Desde entonces, ambos habían mantenido contacto constante. Hyerin, bajo la excusa de querer devolverle el favor, y Jeongin, asegurándose de que no volviera a verse con las chicas que le hicieron pasar un mal rato.
Era su día libre, y Jeongin había aprovechado para invitarla tímidamente a su sala de prácticas, por lo que Hyerin ahora se encontraba frente a la puerta que él le había indicado. Llevaba una bolsa con cafés fríos que había comprado de camino, y aunque su corazón latía acelerado, tocó la puerta de nuevo, esta vez un poco más fuerte. Pero la puerta seguía sin abrirse, y los nervios comenzaron a apoderarse de ella, haciendo que una de sus piernas comenzara a moverse involuntariamente.
"¿Me habré equivocado de sala?", pensó mientras sacaba su celular con dificultad, tratando de no derramar los cafés. Al revisar el chat de Jeongin, confirmó que estaba en la sala correcta: segunda puerta frente a los casilleros. Tomando aire, volvió a tocar la puerta, ahora con más firmeza.
Una voz femenina a sus espaldas la sobresaltó.
—¿Buscas a Jeongin?
Hyerin se giró lentamente y se encontró con Yuna, una de las integrantes de Itzy. Aunque llevaba una mascarilla, Hyerin la reconoció al instante. Era mucho más hermosa en persona, alta, delgada, con un cabello largo y manos finas. Hyerin, en comparación, se sintió un desastre con su atuendo cómodo: un buzo gris, zapatillas, un chaleco, el cabello trenzado y una gorra. Instintivamente, escondió la bolsa de café detrás de su espalda.
—Es que es la sala que él suele usar, pero quizás esté ocupado... ¿Unnie? ¿Eres mayor, cierto? —preguntó Yuna con una sonrisa— Oí que iba a grabar un cover, tal vez esté ocupado grabando. Si quieres, puedo llamarlo.
Hyerin la miró sin saber qué decir, sintiéndose extraña y, para su sorpresa, ligeramente celosa. ¿Cómo era que Yuna sabía tanto sobre Jeongin? No pudo evitar preguntarse si a Yuna también le gustaba. Antes de que pudiera reaccionar, y Jeongin apareció.
