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—En realidad, creo que podría perder un poco más de peso.

—Creo que está bien, de todas formas, logró llegar al peso establecido.

—Claro, pero justamente por eso puede perder un par de kilos más.

Las voces se superponían en la pequeña sala de reuniones, mientras el tema central era el cuerpo de Hyerin. Todos discutían su peso sin ningún pudor, como si ella no estuviera ahí, sentada, observando cómo se desmoronaba su confianza.

—Quizá solo debemos sugerir un tratamiento para la inflamación —dijo alguien con tono condescendiente.

—No, no es eso —interrumpió otra voz.

—¿Es por las fotos? —preguntó Minjoon, quien hasta entonces había permanecido en silencio.

—Exacto. En su última grabación y las fotos, ya sabes… —uno de los directivos hizo una pausa, como si las palabras fueran demasiado obvias—. Se veía demasiado grande al lado de la MC invitada.

Hyerin sintió cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza. ¿Era necesario tenerla ahí mientras hablaban de lo mal que se veía junto a Yuna? El nombre de la otra chica resonaba en su mente como una sentencia. Incapaz de procesar el golpe, comenzó a rascarse el brazo con nerviosismo, un gesto automático que intentaba, sin éxito, calmar la creciente ansiedad. El murmullo de las voces le resultaba ensordecedor.

—Sé que puede hacerlo mejor —dijo Minjoon con una frialdad escalofriante—. Ella siempre lo hace.

Hyerin cerró los ojos un momento, tratando de contener la oleada de desesperación que crecía en su pecho. Había estado esforzándose tanto, cumpliendo con todas las expectativas, incluso cuando parecían imposibles. Y aun así, no era suficiente.

—Tendremos que ajustar su dieta de nuevo —continuó Minjoon, sin mirar a Hyerin—. Agregar mas horas de entrenamiento y organizar una sesión de fotos más adecuada la próxima vez.

Las palabras flotaban en el aire como una amenaza velada. Hyerin apenas escuchaba. Su mente había quedado atrapada en una maraña de inseguridades y agotamiento. Sentía la piel de su brazo arder bajo sus uñas, pero no podía detenerse. Todo lo que quería en ese momento era desaparecer.

—¿Hyerin? —La voz de Minjoon la devolvió al presente.

Ella alzó la vista lentamente, sus ojos enrojecidos, pero sin lágrimas. Tenía que mostrarse fuerte, incluso si por dentro todo se derrumbaba.

—¿Estás de acuerdo con los cambios? —preguntó, aunque no parecía esperar una negativa.

Hyerin asintió de forma automática. No tenía otra opción.

Hyerin caminaba cabizbaja sintiendo el ardor constante en su brazo por las marcas que sus uñas habían dejado. Minjoon a su lado la guiaba en silencio hacia su oficina. El eco de sus pasos resonaba por el pasillo acompañando el peso abrumador de las palabras que acababan de intercambiar en la sala de reuniones.

—Entonces serán dos semanas nada más —dijo Minjoon sin mirarla—. Solo una comida al día no más de quinientas calorías. Evita los lácteos y los carbohidratos.

—Bien —susurró Hyerin sin fuerzas para discutir.

—De hecho —añadió Minjoon tras una breve pausa— con la mitad de alguna fruta bastará.

Hyerin parpadeó varias veces incrédula. ¿La mitad de una fruta? ¿Acaso Minjoon quería que sobreviviera con eso durante todo el día? La idea la golpeó como un balde de agua fría y por un momento el cansancio acumulado y la presión que sentía la hicieron tambalearse internamente.

𝘾𝘼𝙉'𝙏 𝙎𝙏𝙊𝙋, 𝐞𝐢𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐰𝐚𝐲 𝐢'𝐦 𝐠𝐨𝐨𝐝  𝙔𝘼𝙉𝙂 𝙅𝙀𝙊𝙉𝙂𝙄𝙉 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora