𝘾𝘼𝙉'𝙏 𝙎𝙏𝙊𝙋, 𝐞𝐢𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐰𝐚𝐲 𝐢'𝐦 𝐠𝐨𝐨𝐝 𝙔𝘼𝙉𝙂 𝙅𝙀𝙊𝙉𝙂𝙄𝙉

29

Había sido un día agotador para Hyerin, y la semana le había parecido interminable. Jeongin aún no volvía de Busan, y su ausencia la dejaba con una sensación de vacío. Extrañaba su presencia diaria en su departamento, aunque a menudo invadía su espacio. Para colmo, Han y Felix habían pasado el día durmiendo, despertando solo para comer, lo que la hacía sentirse aún más sola. Pensó en ir a los dormitorios para no estar tanto tiempo sin compañía, pero se sentía extraña al hacerlo ahora que era la novia de Jeongin, y no solo "una amiga más" de todos ellos. La idea le provocaba una sensación incómoda, como si su relación con ellos hubiera cambiado.

Después de ensayar una nueva coreografía durante más de cuatro horas, cuando el reloj marcó las ocho, Hyerin prácticamente corrió hacia la salida del edificio, ansiosa por irse a casa. Sin embargo, justo antes de que pudiera alcanzar la puerta, una voz conocida la detuvo.

—Arin, espera.

El sonido de la voz de Minjoon la hizo tensarse de inmediato. No lo había visto en todo el día, lo que le había permitido estar relativamente tranquila. Pero ahora que lo tenía frente a ella, ese alivio desapareció al instante. Él se acercó con su maletín en la mano, listo para irse también.

—Sí, sunbae... —respondió ella con nerviosismo.

—¿Vas a casa?

La pregunta la confundió. Era evidente que se iría a casa. Sin embargo, simplemente asintió, tratando de no mostrar demasiada incomodidad.

—Te acompañaré. Aún debo organizar tus horarios para este mes, y podemos discutir algunos proyectos individuales en el camino —dijo Minjoon con un tono que no dejaba espacio para discusión.

El estómago de Hyerin se encogió. No había manera de decirle que prefería estar sola, no sin que sonara grosera o, peor aún, desobediente. Apenas logró sonreír y asentir nuevamente.

—Ah, claro...

El trayecto hacia el coche fue silencioso, con Hyerin sintiéndose cada vez más incómoda. Una vez dentro del vehículo, el ambiente se tornó opresivo. Minjoon comenzó a hablar sobre las fechas de sus próximas reuniones y compromisos, pero su voz era solo un eco distante para Hyerin, que no podía concentrarse. El asiento del coche se sentía demasiado rígido, el aire dentro del auto demasiado pesado. Su mente estaba en otro lugar, deseando estar sola, deseando que Jeongin estuviera allí para distraerla, para hacer que ese viaje incómodo desapareciera de su memoria.

Minjoon continuaba hablando, ajeno a su incomodidad. Cada palabra que salía de su boca solo aumentaba la tensión en el aire, y Hyerin solo podía asentir de vez en cuando, sin siquiera procesar lo que él decía. No se atrevía a mirarlo a los ojos, y se dedicaba a observar las luces de la ciudad que pasaban rápidamente por la ventana.

Finalmente, el coche se detuvo frente a su edificio. Aliviada, Hyerin se apresuró a desabrochar su cinturón de seguridad, pero Minjoon no hizo ningún gesto de irse.

—No olvides revisar el correo que te envié hoy. Es importante que lo tengas en cuenta para la reunión de mañana —le dijo, dándole una última mirada que la hizo sentir diminuta.

—Lo revisaré. Gracias, sunbae —respondió ella con un esfuerzo por sonar neutral.

Con eso, Hyerin salió del coche rápidamente, sintiendo que por fin podía respirar libremente. La incomodidad del viaje había sido sofocante, y la sensación de alivio al estar sola era abrumadora.

Subió por el ascensor ansiosa por una ducha caliente y la compañía de Geon. Cuando salió del cubículo, arrastró los pies con cansancio adentrándose en su departamento. Cerró la puerta tras de sí y encendió las luces dispuesta a relajarse. Al quitarse los zapatos y echar un vistazo hacia el sofá, su atención se desvió: había un par de zapatos desordenados en la entrada y un bolso a punto de caerse del asiento. Una botella de agua descansaba a un lado. De inmediato supo que Jeongin estaba en el departamento y su corazón dio un vuelco. Emocionada, casi corrió hacia su habitación.