La Estrategia de la Reina. #1

Cap 9: Perseguida

Perseguida

Rubí

Me quedo estática al escuchar el disparo.

La sangre de Armando empieza a desparramarse por toda la alfombra. Creo que sigue con vida, no me da tiempo de pensar ya que cuatro de los guardias de Armando entran a la oficina.

Miran el cuerpo de su jefe sangrando y luego a mí, intentan agarrar su arma, pero yo les disparo a dos de ellos antes de que me quede sin balas, Mierda.

Tiro la pistola a un lado y voy contra ellos.

Le pateó el arma a uno y lo golpeo con mi mano echa un puño en su cara, le doy un codazo en la cara al que está a mi derecha, golpeo su brazo que estaba estirado al querer dispararme, agarro su arma y lo apunto.

El de mi izquierda logra darme vuelta la cara con un golpe, yo lo miro ofendida.

Tomo uno de los vasos con rapidez y se lo lanzo a la cara. El golpe hace eco mientras el guardia se cubre la cara con un quejido de dolor. Me acerco con rapidez y tomo su arma para dispararle al de mi izquierda y luego al idiota que me golpeó.

Salgo corriendo de la oficina, pero me reciben otros cinco guardias con las pistolas en mano.

Me agacho y deslizo por el piso, no llego a ponerme de pie y empiezo a disparar, logro matar a unos cuantos, aprovecho la situación de balas y salgo corriendo.

Sasha pasa a mi lado con dos armas en mano, me hace una seña con rapidez para que me vaya. Al bajar las escaleras escucho los disparos, Sasha era buena con las armas, y cinco hombres era poca cantidad para ella.

Veo una de las barras y decido esconderme ahí, apunto al barman con el arma.

—Largo —le digo al Barman, enojado él se va.

«De alguna manera tengo que sobrevivir, idiota»

Un hombre, casi de mi edad, sentado frente a mí me mira mientras toma de un sorbo su trago.

—¿Acaso estás jugando a las escondidas? —me pregunta divertido.

Me volteo a verlo con mala cara. Era un hombre de ojos avellanas y cabello castaño, durante unos segundos se me hizo conocido, pero luego descarte esa idea al escuchar los disparos.

Esbozo una sonrisa sarcástica.

—¿Acaso no tienes alguna compañía a la cual molestar? —digo de mala gana mientras trato de localizar una salida segura.

Él se ríe ante mi comentario.

—Eso podemos arreglarlo —él observa los disparos arriba— ¿Asesinaste a alguien o solo te metiste con quién no debías? —me dice con una sonrisa burlona— Normalmente aquí siempre es la primera.

Lo observo con molestia. Tenía los pelos de punta del estrés y los nervios.

—No ayudas, y no te importa.

—Mi intención no es ayudar, linda —dice con burla mientras bebé su trago, imbécil.

Tomo una de las botellas más pesadas de la barra y observo a los guardias de una de las escaleras de salida de la sala VIP.

—Mi intención no es escucharte —veo a lo lejos como los guardias me está buscando viniendo a esta dirección— Pero como tengo que hacerlo, tú vas a ayudarme también —le respondo mientras tomo su saco el cual estaba encima de la barra, me acerco a él mientras me lo coloco. Me siento en su regazo y coloco el arma en sus partes— Muévete y adiós, ¿Soy clara?