"Persuadido" [Akagami No Shankusu x Lectora] [4]

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Capitulo seis.

"Siendo cazada/o?"

Shanks sonrió de oreja a oreja ante las palabras de la castaña. Obviamente el sabía que sus intenciones no iban más allá que el dormir juntos como toda persona normal pero la sola idea de hacer balbucear a la castaña, le resultaba jodidamente tentadora por lo que no se pudo resistir.

—¿Aquí y ahora?— inquirio entre susurros, — Por mi no hay problema, soy el tipo de pirata que se adapta bastante rápido a las cosas.

La castaña permaneció en silencio, procesando cada palabra musitada por el pelirrojo.

Después de unos segundos el distinguido rubor rojizo, se esparció por sus mejillas hasta las orejas por lo que no pudo evitar agachar ligeramente el rostro, haciendo lo posible para que shanks no la mirase.

Y porsupuesto era demasiado tarde como para que el pelirrojo no hubiese visto sus mejillas tan ruborizadas, con la mandíbula un tanto apretada se atrevió a alejarle suavemente de su cuerpo.

— Vete a casa _____ es bastante tarde y mañana debo zarpar.— musito dándole la espalda.

Mierda y la reconcha mierda.

Ver a la castaña tan avergonzada le hizo sentir el enorme impulso de devorarla en ese preciso instante. La sola idea de sentir su piel contra la suya, sus jadeos y sus arañazos en su espalda, le obligó a alejarse de ella.

No podía hacerle algo así a una mujer y no a cualquier mujer, se trataba de La cazadora personal de él.

La castaña observó la amplia espalda del pelirrojo alejándose a paso lento.

—¿Me vas a dejar así?— inquirio con cierto rencor, —Shanks eres un cobarde.

El pelirrojo detuvo su andar.

—¿Cobarde?

—Así es.

—¿Por qué piensas eso?

—Por que es así como eres, es más, ¿Acaso este mismo instante no es prueba de tu cobardía? — cuestionó caminando hacia él.

Shanks negó con cabeza.

—No es eso, tan solo soy un pirata que debe dormir para zarpar el día de mañana, es todo.— refutó apretando los dientes.

—¿Y qué hago entonces?

—¿Qué?

—Te estoy preguntando que caraj* hago con mis sentimientos, ¿Ah? — añadió agarrándole de sus ropas con fuerza.

—Mierda si haces eso..— murmuró sintiéndose hipnotizado por los rosados y húmedos labios de la castaña a pocos centímetros de los suyos.

Ella se atrevió a rozar ligeramente sus labios contra los suyos.