-¿Tu eres la dulci-niña?
-Y tu debes ser uno de los pendejos que seguro me quedo a deber en secundaria.
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Viernes 30 2do año de secundaria
Había comenzado a llover hace rato, por lo que los maestros habían optado por regresarnos al salón donde nos entregaron nuestras copias, pero esta vez para ensayar.
Y por ensayo me refiero a que llevan media hora batallando con la chica que le toca hacer de princesa en la obra.
El resto solo se dedica a platicar con sus amigos.
Excepto yo, claro esta.
—¿Por qué te escondes? —puedo sentir como toma asiento a mi lado en el suelo.
Yo no respondo nada, solo lo miro.
Levanto y dejo caer mis hombros como respuesta.
La realidad era que me aburría, por no decir que me desesperaba ver como la protagonista de la obra, repetía mal sus diálogos una y otra vez.
Así que había optado por venir a sentarme detrás los viejos escritorios que tenían apilados en aquel salón.
—¿No deberías estar ensayando con "la princesa"? —le pregunto sin despegar la vista de las hojas en las que estoy rayoneando.
—Nel, yo si me aprendí mi parte, no como aquella pendeja. —dice de lo más normal. —Además no se pa que chingados la ponen a ella si actúa de la verga.
Lo escucho quejarse.
—Porque es bonita. —Respondo obvia.
Lo veo asomarse en dirección donde esta aquella chica y luego regresar a su postura original.
—Al chile no. —aquello hace que pare de rayonear mis hojas y lo mire de reojo.
Él me mira fijamente.
Y solo trato de no darle mucha importancia hasta que lo escucho una vez más.
—¿Estas dibujando?
—¿Eso creo? —Respondo dudosa al no verle mucha forma a mis rayones.
—¿Puedo ver? —levanto mi rostro solo para toparme con el suyo.
Lo veo con una sonrisa de ojera a oreja.
Podría jurar que tiene la misma mirada de suplica que puso el primer día que me fue a comprar a mi salón de primer año.
Yo solo le extiendo las copias de la obra donde ya he echo varios dibujos random a lo largo de estos días.
Al no tener un personaje tan importante y con tan poca participación, el tiempo me sobra para hacer garabatos en los bordes de las hojas.
El solo mira sorprendido.
O eso parece.
Cada dibujo que he echo.
—No mames, dibujas bien chingon. —Dice para pasar a ver la siguiente hoja. —¿Me haces un dibujo?
Pregunta emocionado.
¿En verdad le gustaban mis dibujos?.
Ó...
¿Solo estaba siendo amable como otras ocasiones?
Levanto y dejo caer los hombros.
—Si quieres, pero no tengo hojas limpias aquí.
Esta vez él me extiende sus copias.
—En la parte de atrás, no hay pedo. —Dice refiriéndose a la parte trasera de las hojas.
—¿Seguro? —El asiente con entusiasmo. —¿Y que quieres que te dibuje?.
El se queda pensando unos segundos.
—Un pato.
¿Un pato?.
¿Será buen momento para decirle que no se dibujar animales?.
Pero en lugar de decirle, solo nuevo mi mano tratando de dibujar lo que él me pide.
Un rato después creo que he logrado hacer algo decente así que simplemente se lo entrego.
—¡No mames es un pato con gorro! —puedo ver sus ojitos achinarse gracias a su sonrisa. -Esta bien bonito, gracias.
Me regala una sonrisa.
Que sorprendenteme me termina contagiando y acabo sonriendi igual que él.
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Me sentí mal que este y el anterior quedaron muy cortos. (como mi pichula, ahre no)
