『⑨』

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El sonido de unos llantos se cuela en mis oídos y me remuevo intentando ignorar aquel ruido, pero este no seza

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El sonido de unos llantos se cuela en mis oídos y me remuevo intentando ignorar aquel ruido, pero este no seza.

Aquellos llantos se intensifican con cada segundo que pasa y con ello me percató que se trata del llanto de un niño.

¿Niño?

Ah chinga, si yo no tengo niños.

Me enderezó confundido por aquel pensamiento que asalta mi mente. Tallo mis ojos para tratar de enfocar mi vista aún nublada por el sueño.

—Perdón, no queríamos despertarte. —Escucho y mi vista busca enfocar a la dueña de aquella voz.

Topandome con una ______, algo alejada en el pequeño comedor que está prácticamente al lado de la sala, se encuentra con un bebé en brazos al que mese suavemente para intentar calmarlo.

Finalmente me pongo de pie, caminando torpemente hasta donde ellos se encuentran.

—Primero que nada, buenos días —Respondo por lo que la veo sonreír de lado —Segundo ¿Qué traes morro?.

Bromeo viendo al bebé que ella carga.

—También se acaba de levantar y como no vio a su mamá, por eso está así. —Explica mimando al menor para que trate de calmarse —Es mi sobrino, usualmente lo cuido los sábados.

—Nomames yo ya estaba pensando que habías tenido una bendición del espíritu santo.

La veo rodar los ojos mientras continúa en su tarea de calmar al bebé.

—Ya vacíe el cuarto de visitas, por si quieres ir a dormir otro rato. —Informa, mientras la veo buscar con dificultad algo de una pañalera.

—¡Nomames que moviste todo tu sola! ¡¿Por qué no me avisaste para ayudarte?!

Ayer después de que _____ fuera por mi a la central de autobuses, me trajo directamente a su casa para descansar, en lugar de darme tour por su ranchito.

Pero había un detalle.

Un minúsculo, he insignificante detalle.

Y es que yo no le había dicho que venía de visita y daba la casualidad que, de las tres habitaciones que su casa tenía, una era de ella, la otra estaba "fuera de servicio" y la tercera la había usado como almacén.

Así que su única opción había sido "hagamos pijamada en la sala" al yo negarme cuando me ofreció su cuarto.

Porque efectivamente, me había ofrecido su habitación, pero no iba aceptar, no después de caerle de la nada.

—Es que te veías muy tierno dormido. —Dice luego de darle al bebé aquel chupón que había sacado de la pañalera.

Acto seguido pasa su mano por mi cabello intento peinarlo.

The Gummy Girl (Quackity) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora