Capítulo 1: El mundo a traves del dolor.

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"Somos todo aquello en nuestra memoria. El quimérico museo de formas inconstantes y fragmentos de un reflejo. Somos el amor en los recuerdos y también el odio de ellos, somos la traición y la lealtad, somos la mentira y la verdad.

Esclavizados al arrepentimiento de vernos repetidos una y otra vez, en una decisión inverosímil, que como fuego a la cera, nos consume lentamente.

Nos vemos coaccionados a los sentimientos, arraigados a los recuerdos, y apegados a la necesidad de aferrarnos a ellos. De lo bueno y de lo malo, de aquello que atesoramos y aquello que queremos borrar."


- La taza está rota. Nunca se volverá a unir de nuevo.

El corazón de Hannibal estaba inusualmente tranquilo a pesar de la mirada en el rostro de Will. Siempre había sido bueno para mantener la calma en medio de las tormentas, siempre tan tranquilo que las cosas empezaban a sentirse como en cámara lenta.

La cosa es que dentro de si, sabía que esto era el fin. Que no había más. Todos los seres estaban destinados a acabar de una u otra forma, al igual que las situaciones, al igual que las amistades.

- ¿Ni si quiera en tu mente? - preguntó Hannibal, conciente de que estaba intentando recoger agua con un colador - Tu palacio de la memoria está en construcción. Está lleno de cosas nuevas. Comparte algunas habitaciones con el mío, te descubrí ahí victorioso.

El aire en la habitación parecía haberse vuelto más espeso, o al menos así lo percibía él. Sentía que no respiraba correctamente, y se preguntaba si su rostro estaba traicionando lo desesperado de su deseo porque Will decida quedarse esta vez.

- Cuando se trata de ti y de mi, no puede haber una victoria decisiva. - dijo Will, con sus ojos enfocados cerca del rostro de Hannibal, pero tan lejos de sus ojos como podía.

- ¿Quedamos en un empate a cero? - ofreció Hannibal, su voz tan neutral, y filtrando desesperación por los bordes.

Will volteó su rostro, y por un segundo Hannibal tuvo la vaga esperanza de que tal vez lo estaba considerando, de que tal vez de verdad no terminaría como un trozo de cerámica rota.

- Extraño a mis perros, no te extrañaré a ti. - aseguró Will, sus ojos tan carentes de emoción y a la vez tan desesperados - No te encontraré. No te buscaré. No quiero saber dónde estás o lo que hagas. Ya no quiero pensar más en ti.

En algún punto de su vida, Hannibal llegó a creer que no tenía un corazón que romper. Pensaba que aquello había muerto en Lituania hace tantos inviernos como ese, al mismo tiempo que su hermosa Mischa. Ahora, sentado en un sillón incómodo y de color poco elegante, en medio de una habitación tan extraña como reconfortante y frente a un hombre que parecía odiarlo tanto como añorarlo, comenzaba a creer que tal vez había algo en él que podía romperse. Tal vez un corazón, o tal vez... su espíritu.

- Te deleitas en la maldad y luego te repeles por el deleite - acusó Hannibal harto de la autocompasión de Will.

- Tú te deleitas, yo tolero. No tengo tu apetito. - replicó Will, su mirada cerrada en un sentimiento de determinación.

Hannibal podía escuchar su propio latido del corazón mientras el tiempo se estiraba estre ambos, e incluso antes de que las palabras sean dichas, ya sabia cuales serían. Entonces Hannibal empezó a pensar ¿cuál sería el próximo paso? ¿Matar a will y luego cortarse el cuello? Eso sonaba tentador, pero había intentado matar a su perdición más veces de las que le gustaría contar, entonces sabía que no podría hacerlo.

¿Suicidarse? No, se negaba a morir como un mártir ante los ojos de Will.

¿Huir y seguir con su vida? Era lo lógico, lo esperado, lo que el viejo Hannibal haría sin dudar... pero ya había vivido esa vida, y la libertad sabía a nada sin el motivo de ser libre. A la distancia se preguntaba en qué momento su libertad y su vida dejaron de significar tanto, a tal punto de considerar dejarlas por un hombre que ni si quiera lo quería o aceptaba.

A través del tiempo, Te amo Will. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora