Capítulo 2: ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?

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Aylen

En cuento entro a mi casa y cierro la puerta detrás de mí, suelto un suspiro de alivio. ¿Qué me sucede? No es como si fuera la primera vez que veo a un hombre así de guapo, alto y... maldita sea. Es muy guapo.

«Ya vas a comenzar a delirar»

Tú lo viste. Está buenísimo el condenado. Y ni hablar de su acento. Dios, creo que me tiemblan las piernas.

—¿Aylen?

Me sobresalto en mi lugar y me llevo una mano al pecho al escuchar la voz de mi madre bajando las escaleras.

—Mamá, casi haces que me dé un ataque —me quejo llevándome una mano al pecho.

—¿En qué pensabas? —curiosea y termina de bajar.

En unos ojos cafés benditamente hermosos.

—En nada.

Camino hacia ella, notando que acaba de darse una ducha al ver su cabello húmedo. Seguramente acaba de llegar del hospital.

Naomi, mi madre y la mejor de todas, es una grandiosa directora de su propio hospital. Ella misma lo fundó hace años, ha puesto todo su esfuerzo en él y ha logrado grandes triunfos logrando ser muy reconocida en el mundo de la medicina.

Se ve joven para su edad, cosa que la hace orgullosa. La admiro tanto porque a los dieciocho años tuvo a su primer hijo, Camilo, mi hermano mayor, y nunca se rindió a pesar de lo difícil que era ser mamá soltera y sin tener una familia que la ayudara a parte de nuestra nana. He escuchado su historia desde pequeña, de cómo conoció a mi padre y la manera en la que él la amó sin importarle que ella tuviera un hijo. Ya luego nació mi hermano, Aidan. Y luego estoy yo.

Claro, para llegar aquí mis padres tuvieron que pasar miles de obstáculos, el más difícil de todos casi les quita la vida a mi madre y a Aidan cuando estando embarazada fue secuestrada por un enemigo de mi padre en ese entonces. Es una historia muy larga y complicada que a ninguno nos gusta mencionar muy seguido.

—Hmmm... ¿y ese cachorro?

—Lo salvé de ser atropellado en la calle hace un rato.

Mira con ternura al animal y lo toca con delicadeza.

—Es hermoso. ¿Te lo vas a quedar?

Mis ojos, grises e idénticos a los de ella, la miran con ilusión.

—¿No te molestaría?

Sacude la cabeza y besa mi frente con cariño.

—Ya eres grande, Aylen. También capaz de hacerte cargo de un cachorro.

Mi sonrisa aparece al igual que la de ella.

—De acuerdo, entonces. Por cierto, ¿cómo va el hospital?

Sus ojos, un poco cansados, se iluminan con mi pregunta. No es mentira para nadie que ella ama su trabajo.

—De maravilla, las enfermeras preguntan por ti —rueda los ojos y empieza a caminar conmigo a la cocina.

Sí, a veces, cuando no tenía clases o prácticas, pasaba por el hospital. Todos los que trabajan allá conocen a los hijos de Naomi, principalmente a mí porque soy la que más tiempo pasa por allá.

Una de las principales razones de querer estar rodeada de los enfermeros era por los chismes. Dios, ellos sí que tenían buen material para eso.

—Tal vez vaya un día de estos a verlas.

—¿Hablaste con Chloe sobre el trabajo?

Empezamos a caminar hacia la cocina, debo buscarle algo de comer a este pequeñín, tiene que estar muriéndose de hambre.

Conquistándolo [Libro 1 & 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora