Capítulo 6: No estaba preparada para esto

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Aylen

Me sorprendo un poco cuando Humberto, el padre de Adrien, es quien me recibe al tocar el timbre.

«Sorprendida no, nerviosa más bien»

—Hola —me sonríe con amabilidad haciéndose a un lado —. ¿Sorprendida?

—No, bueno... un poco —tartamudeo al fin reaccionando. No es como si supiera que me iba a encontrar al padre de mi exnovio el día de hoy.

Se ríe y me acompaña a la sala de estar, en donde escucho quejas.

—Es bueno verte otra vez, Aylen.

—Aún recuerda mi nombre —digo nerviosa. Solo nos vimos una vez el día de su cumpleaños.

—Pues claro, no todo el tiempo Adrien me presentaba a sus novias —trato de no removerme incómoda —. Por no decir que fuiste la primera en presentarme.

¿Qué se supone que diga? Mi corazón sensible se acelera al escucharlo decir aquello, he evitado tanto cualquier conversación que lo incluya (excepto con mi madre anoche), que es como si fuera una enfermedad que se contagia en el aire.

No le respondo, llegamos a la espaciosa sala en donde Nerea está pasándole unas pastillas a Cecile recostada en el sofá. Cuando ambas mujeres me ven sonríen con alegría y yo les devuelvo el gesto.

—Que bella estás, cielo.

Dejo que la castaña bese mis mejillas con dulzura y recibo el mismo trato de Cecile, a quien su hija le dice que no debe moverse.

—No estoy convaleciente —rueda sus ojos y me rio —. En serio, cariño. No sé cómo sobreviviré con todos encima de mí. Fue solo un susto, no hay de qué preocuparse.

—Uno muy feo, Cecile. Siento mucho no haberte visitado en el hospital, pero me enteré esta mañana.

Le resta importancia y me deja espacio a su lado.

Nere le pasa dos pastillas y un vaso de agua. Se las toma.

—He pasado cosas peores —niega varias veces.

El teléfono del hombre que simplemente nos observaba callado suena y pide permiso antes de apartarse e irse a la cocina para atender la llamada. Nosotras nos quedamos en la sala charlando.

Antes de llegar aquí mamá habló conmigo y le avisó que todo está en orden. Solo tiene que reposar un par de días sin hacer mucho esfuerzo, tomarse los medicamentos e ir a una revisión dentro de poco. Me parece bien, Cecile es una mujer con un brillo encantador al igual que su hija, desde el primer día que las vi en la mudanza me agradaron y mucho más con el tiempo.

La idea de que su salud corra riesgo me aterra.

Sé que no soy la única.

Nerea parece nerviosa cuando le echa un vistazo a las escaleras, pero a lo mejor son cosas mías. Como Cecile no puede agitarse mucho al hablar, me pide que le cuente cómo me ha ido en Londres.

No es que fuera las mil maravillas teniendo en cuenta que pasé semanas encerrada en mi habitación, a veces llorando y otra simplemente enojada conmigo misma por haber dejado que jugaran conmigo otra vez. Pero saco lo bueno, como por ejemplo el haber conocido a Stiven, las veces que trató de animarme porque no sabía lo que me pasaba.

Bueno, supongo que aún no disfruto mucho el haberme instalado en Londres a pesar de que llevo años yendo allá a ver al resto de mi familia.

—Parece que Stiven es un buen amigo —canturrea Nere, dando otra vez una mirada extraña detrás de mí.

Conquistándolo [Libro 1 & 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora