Capítulo 24: Truenos y relámpagos

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Aylen

Veeeeeroooo —llamo mientras camino hacia la cocina.

Me detengo en la puerta cuando la encuentro con su teléfono en las manos, tecleando rápido. Sus ojos marrones me miran con duda mientras junta sus cejas.

—¿Qué estás haciendo? —le pregunto sentándome frente a ella en uno de los taburetes, siendo la isla lo único que nos separa.

Deja de prestarle atención al teléfono y lo deja en medio de ambas.

—Mira, carajita, te conozco y sé que algo bueno, no quieres, así que dilo rápido porque en un rato tengo que salir.

Le sonrío.

—Pues no me conoces lo bastantemente bien porque en realidad no quiero nada.

Se yergue en donde está y se cruza de brazos, no puedo evitar notar la ropa que lleva puesta. Es un vestido de varios colores con mangas hasta los codos, no sé de qué largo es, pero sí puedo decir que le queda hermoso, haciendo contraste con su piel canela. El cabello lacio sobre sus hombros y un poco de maquillaje.

—¿Con quién saldrás hoy? —cambió de tema y logro que se ponga un poquito nerviosa.

—¿Cómo sabes que saldré con alguien? —contraataca.

Me encojo de hombros.

—No sueles vestirte así para estar en casa, no dejas de ver el teléfono y además, me lo acabas de confirmar con esa pregunta.

Carraspea y toma con rapidez el teléfono cuando esté suena con una nueva notificación, veo asomarse una sonrisa cuando lee un mensaje y entonces entiendo.

—¿Tienes una cita y no me contaste?

—Si mi mamá te escucha diciendo la palabra cita, fácilmente te da un pequeño golpe en la cabeza para que no hables así —me dice tomando un bolso y un paraguas que no había visto a su lado.

Sí, el día no es muy favorable para estar afuera mucho tiempo, se nota que lloverá en cualquier momento.

—Me estás cambiando de tema —la acuso.

Sacude la cabeza y se planta a mi lado, besa mi cabello y luego sonríe.

—Esto no es nada serio, pero prometo contarte todos los detalles —me guiña el ojo —. Pero no ahora, debo irme antes de que el cielo se caiga de tanta lluvia.

—De acuerdo —le devuelvo el abrazo que me da y la dejo ir —. Diviértete.

Levanta su pulgar mientras desaparece por la puerta. Suspiro. Espero y le vaya bien, Vero es una increíble mujer, muy inteligente y capaz, todos en esta familia sabemos que ella no se quedará aquí para siempre, son cinco años viviendo con nosotros desde que yo tenía doce.

En cualquier momento se irá y podrá hacer eso que ella tanto ha querido, trabajar enseñando los idiomas que ha aprendido desde hace años en cursos Online y traer a sus padres y hermano para vivir con ella.

Papá le ha ofrecido muchas veces hacerlo, pero ella insiste en hacerlo por su cuenta y él no es nadie para obligarla, así que la deja tomar sus propias decisiones.

Me levanto y abro el refrigerador en busca de frutas, encuentro mi amada sandía, mango y fresas y las pico antes de echarla en un tazón y subir las escaleras para llegar a mi habitación.

—Hola, mi amor.

Me agacho en el suelo y acaricio a un Blau que se acaba de despertar, es algo perezoso cuando no tiene nada qué hacer, ahora menos porque está a punto de llover y no quiero que se ensucie en el jardín.

Conquistándolo [Libro 1 & 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora