Henry

908 54 6
                                    


—Vale, tengo otra— anunció Axel, tumbado sobre mi pecho y leyendo su móvil.

—Dispara.

—¿Cuál fue el momento en el que te sentiste conectado conmigo?

Miré hacia arriba pensativo, mientras acariciaba el pelo de mi novio.

Novio.

Qué bien suena esa palabra, ¿no? Desde ahora es mi palabra favorita.

Bueno, coño, que me lio con las mariconadas y se me olvida daros contexto.

Luke se había ido hace una hora o por ahí, pero mi NOVIO y yo habíamos preferido tirarnos en mi cama a comer gominolas. Muy productivo. Entonces, de repente a Axel se le ocurrió buscar preguntas profundas para parejas en Internet. Y ahí estábamos, aprovechando el viernes por la noche.

—¿Te ríes de mí si soy cursi?— alcé una ceja.

—Si yo siempre soy cursi, pero aún así no prometo nada— sonrió.

Bufé.

—Bueeeno... El momento en el que me sentí conectado contigo fue... ninguno.

—Que te follen— fingió estar enfadado y se apartó de mí.

—¡Axel, no! ¡Que no me has dejado acabar!— reí mientras le zarandeaba. —No hay momento en el que me sentí conectado contigo porque he sentido esa conexión desde siempre. Y desde hace tanto tiempo que ya ni recuerdo el momento exacto— sonreí.

Él se dio la vuelta y me miró con un puchero.

—¿Lo dices en serio?

—Que sí, idiota. Deja de hacer el cafre.

—Tú siempre tan romántico, cielo— dijo con sarcasmo y volvió a su posición de antes.

—Pero así me quieres.

—Por desgracia.

Sonreí orgulloso y le volví a acariciar el pelo. Él cogió un ladrillo de gominola y me lo acercó a la boca, mientras buscaba más preguntas.

—¿Salir conmigo ha cambiado algo sobre cómo ves el amor?— leyó.

Alcé una ceja y reí un poco, mientras masticaba.

—Cariño, no te ofendas, pero es que estamos saliendo como desde hace dos horas.

—¡Oye! Para algunos eso es un récord. Luke me contó que tuvo una relación de una hora.

—Luke es tonto.

Axel soltó una carcajada. Una de esas que me encantaban porque las provocaba yo, claro.

—Aún así, es pronto para que pueda responder a eso— volví a hablar.

—Lo sé— suspiró. —Pero es que no encuentro más preguntas.

—Coño, pues vamos a hacer otra cosa— me senté en la cama. —¿Te quedas a dormir?

—Está bien, aunque primero voy a a avisar en casa.

Asentí y le contemplé en silencio mientras le mandaba un mensaje a su madre.

Creo que ya lo habré dicho cuatrocientas sesenta y nueve veces, pero aquí va la cuatrocientos setenta: Axel es guapísimo.

Me quedé embobado como un gilipollas hasta que él levantó la vista de su móvil.

—Me ha dicho que vale— sonrió mirándome.

—De puta madre— le sonreí yo también y me acerqué a darle un beso.

Que cursi, joder. Aunque en aquel momento me la pelaba. Estaba en mi derecho porque estaba con mi novio, ¿vale?

Gay Panic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora