Henry seguía durmiendo sobre mi cama, pero yo no había pegado ni un solo ojo.Era como la una de la mañana, y mi cerebro sabía que tendría que despertarle, pero mi corazón me lo impedía. Ugh, eso ha sonado muy gay. Supongo que cuando se escapaba de su casa para venir a desahogarse conmigo me tocaba la fibra sensible.
Tomé la decisión más coherente y le removí un poco.
—Henry, tienes que irte a tu casa.
Él simplemente se acomodó y tragó saliva audiblemente.
—Nah. Estoy de puta madre aquí.
—Venga. Que en tu casa estarán preocupados por ti.
—En mi casa ni se habrán dado cuenta de que no estoy— respondió sin siquiera abrir los ojos.
Vale, no sabía si reírme o sentirme mal por eso.
—Bueno, pero yo quiero mi cama— repliqué.
—Pues acuéstate a mi lado, princesa.
Carraspeé audiblemente y casi me caigo de culo al suelo. Sabía que bromeaba, pero no podía evitar ponerme ridículamente nervioso.
—Que no. Vamos, levanta.
Creedme, yo más que nadie quería dormir con él pero... ¿despertarme empalmado? No, gracias.
Después de insistir demasiado, Henry se levantó y cogió su mochila para salir por la ventana y bajar por el árbol.
—Algún día te vas a matar— le dije una vez llegó abajo.
—Es más seguro escalar el árbol que escalar en canalón de mi casa— respondió divertido.
Yo solté una risa y me apoyé en el alféizar.
—Buenas noches— le dije.
—Buenas noches, Axel— me regaló la sonrisa más bonita y sincera del mundo y se marchó pedaleando.
Suspiré como una colegiala de doce años enamorada y apoyé mi mejilla en un puño. ¿En qué momento había dejado que me pasara esta mierda? ¿Por qué me tenía que tocar a mí sentir algo por mi mejor amigo, el cual era de las personas más heterosexuales que conocía? ¿Por qué no simplemente podíamos ser dos amigos normales que solo sienten amor de hermanos el uno por el otro? Muchas preguntas, pocas respuestas.
Por la mañana, sentía que me iba a quedar dormido mientras andaba. Encima tenía historia a primera hora. Qué divertido. Encima esa asignatura no la compartía con Henry. Y la siguiente tampoco, así que no le vería hasta tercera hora. Sin embargo, me di cuenta de que estaba equivocado cuando le vi solo en la puerta del insti.
—Por fin llegas, maricón. Llevo como diez minutos esperándote— me dijo cuando me acerqué a él.
Mi corazón dio un putísimo salto mortal con tres tirabuzones. ¿Esperándome? ¿A mí?
—Ya, ya. Lo siento. ¿Qué querías?
Él pareció pensarlo un momento, pero al final decidió hablar.
—Sabes que yo no soy un blandengue sentimental, pero... Quería darte las gracias por lo de anoche— ladeó una sonrisa. —Se me hace muy fácil desahogarme contigo.
Dios, realmente me estaba esforzando por no lanzarme y besarle allí mismo. Madre mía Axel, contrólate.
—No es nada, Shelton. Para eso están los mejores amigos— auch.
Nos sonreímos y decidimos entrar a clase, que si no nos ponían retraso. Como ya comenté antes, la primera clase no la teníamos juntos, así que él se quedó en un par de aulas antes de donde estaba la mía. Entré en clase y estaban todos los sitios ocupados, por lo que me fui al único libre, al lado de Lizzy Nicols.

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Gay Panic
RomansaAxel y Henry son mejores amigos. ¿Qué pasará cuando se den cuenta de que sienten cosas el uno por el otro? ¿Tendrán el valor suficiente para amar?