{49} ¿Libiɗσ σ Iƞσceƞciɑ?

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Avanzabamos con cautela por las afueras del área que correspondía a las minas

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Avanzabamos con cautela por las afueras del área que correspondía a las minas. Estábamos lo suficientemente lejos como para no ser vistos por la barrera de centinelas que rodeaba la frontera , pero aún desde nuestra posición se escuchaba el incesante ruido de los picos de metal chocando con la piedra escarpada. La imagen de esos niños llenos de hollín , tan delgados que incluso parecían más pequeños de lo que eran , me atormentaba desde que nos habíamos infiltrado el día anterior.

A medida que nos aproximabamos al sitio en el que supuestamente se encontraba Bernadette , mis puños se apretaban hasta dejar mis nudillos pálidos y mi mandíbula se contraía en una mueca de tensión e impotencia. Saber que había tantos niños sufriendo a tan solo metros de mi era asfixiante , como si mi corazón estuviera en mi mano y la presión volviera difícil cada latido.

_ Falta poco _ Advirtió la voz de Carmeline a mis espaldas. Desde que habíamos salido , ella parecía descompuesta, no sabría decifrar si su malestar era a causa del trabajo forzoso de los niños en las minas o el hecho de que estaba yendo a buscar a su hija. Tal vez era una sofocante mezcolanza de ambas.

_ Bernadette estaba caminando por esta zona la última vez que la vimos _ Agrego Reuel. El , con su semblante duro y su postura firme , volvía más difícil la tarea de intentar adivinar lo que estaba pensando en aquel momento. Encontrarle emoción a una roca era significativamente más sencillo que entender lo que Reuel sentía. Aunque , a juzgar por la situación , probablemente estaba pasando por lo mismo que Carmeline.

Estuve a punto de voltearme para preguntarles que clase de aspecto tenía Bernadette , más que nada con el objetivo de hacerme una idea de a quien me estaba enfrentando. Sin embargo , en cuanto deje de ver hacia adelante y me gire para atisbar a Carmeline de reojo , algo grande y pesado aterrizó frente a mi , causando un gran estruendo y haciendo saltar las rocas del suelo ahora agrietado en todas direcciones.

No tuve tiempo suficiente para tomar mis espadas , porque una enorme mano agarro mi cara , abarcandola por completo con una enorme palma. Un impulso pronto me levanto del suelo con brusquedad y , antes de que pudiera darme cuenta , mi cuerpo voló por los aires. Caí al suelo con mi hombro derecho y la fuerza con la que me aventaron me hizo derrapar por la tierra hasta que una roca que sobresalía detuvo mi desliz cuando choque contra ella.

El impacto me dejó sin aliento durante unos instantes , asimilando lo sucedido mientras un conjunto de gritos estallaban a unos metros de mi.

_ ¡Bernadette , no!_ Exclamó la voz de Carmeline.

_ ¡Zoro , levantate!_ Rugia Reuel.

Mi visión , que se había nublado levemente luego de que la parte posterior de mi cabeza se había golpeado contra la dura superficie de la roca , volvió a enfocarse en menos de cinco segundos , logrando finalmente entrever a mi atacante. Una figura enorme se cernía sobre mi , engullendome con su sombra. Los rayos del sol que se filtraban desde atrás hacían brillar lo que parecía una larga melena de rizos de un tono anaranjado. Su contextura , gruesa y corpulenta , parecía la de un hombre , sin embargo pude distinguir una ligera curvatura en su cintura que volvia evidente que se trataba de una mujer.

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