De lazos y corbatas

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-Cuando seas mayor serás un gran hombre- decía Odin amorosamente a Loki. El niño tenía tres años, y por un momento le pareció extraño. Como si estuviera mintiendo a su padre, solo por el hecho de que el estaba equivocado al pensar que era un chico. Pero no sabía muy bien que decir, así que siguió jugando.

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- ¡Quiero irme a casa!- decía su hermana.

- No podemos, tenemos que compraros ropa a ti y a Loki para vuestro primer día de cole- respondió Frigga, conciliadora.

Loki tenía siete años, y al entrar a la tienda se fijó en camisetas verdes y amarillas, con aspecto de ser frescas para el verano, y en faldas cómodas y bonitos zapatos de colores.

- Por ahi no, Loki, esa es la sección de chicas- le dijeron. 
No es que le disgustada la ropa del otro lado de la tienda, así que accedió. De vez en cuando miraba para el otro lado, donde su gemela estaba eligiendo ropa, pensando por qué ella sí podía ir alli. Se fijó en que muchos de los pequeños que iban allí con sus padres y madres tenían el pelo largo. Se preguntó si eso era lo que el necesitaba para poder ponerse el mismos vestido verde y negro que llevaba Sylvie, mientras tocaba su nuca desnuda.

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Loki tiene diez años y se empieza a hacer una idea de lo que son chicos y lo que son chicas, o al menos lo que se espera de cada uno, y no podría estar más enfadado. La imagen que dan los chicos es más fuerte e independiente, mientras que de ellas se espera más dulzura y docilidad,  y hasta él sabe que eso no es justo y que es una estupidez. Conoce a Sif, la mejor amiga de Thor, y ella lleva el pelo largo y muchas veces la ha visto con vestido, y aún asi irradiaba fuerza, poder e independencia. Era una fuerza tan suya, tan femenina... ¿pero porque tenía tenía ser malo lo femenino?
Loki anelaba eso, sentirse así, muchas veces no se sentía más que débil, una carga, un lío de opiniones en las que no se encontraba a sí mismo. Había logrado dejarse el pelo por los hombros (de todos modos en Noruega era algo común) y se había sentido genial, todavía sonreía al mirarse al espejo. Aún así, seguía queriendo ampliar su armario, tener más variedad de ropa. Sabía que Odin pensaría que quería ropa de chica, pero el sabía que la ropa no es de un género o de otro; que la ropa que llevas no te identifica automáticamente como chico o chica. Había investigado y había descubierto que los pronombres son bastante importantes en realidad, a la hora de diferenciar géneros, pero no tenía claro que los suyos fueran fijos.
Había veces en las que todo lo que quería era que la hablarán en femenino, que cuando la vieran con Sylvie dijeran que eran hermanas, o que la dejaran jugar con las chicas en gimnasia, porque estar con ellas la hacia sentir más cómoda, como entre iguales. Otras veces le parecía que el término de dos generos, masculino y femenino era un lío, y que Loki solo era Loki, nada más, cualquier distinción de género le sonaba forzada. Y otras veces se sentía cómodo con los pronombres masculinos, sentía orgullo cuando su padre le llamaba "mi chico" y Thor le llamaba hermanito.
Así que ahí estaba, en la puerta de la habitación de sus padres, sabiendo perfectamente que únicamente Frigga estaba dentro, repasando en su cabeza lo que diría y aún así sabiendo que se pondría nervioso y diría cualquier otra cosa.
Se armó de valor y llamó.

-¿Si?- se escuchó desde dentro. Loki abrió lentamente la puerta y entró.
Se encontró a su madre sentada frente a su pequeño tocador, maquillandose. No pudo creer su suerte.

- Hola Loki, cariño. Pasa.

Loki entró y se acercó a su madre, y miró su reflejo en el espejo, concentrándose en no sonrojarse cuando dijo:

- ¿Me trenzas el pelo?

Frigga simplemente se apartó un poco para que pudiera sentarse en sus rodillas, frente a la mesita, y comenzó peinando el pelo. Loki seguía las manos de su madre,fascinado por su delicadeza. Sintió una punzada de amargura, deseo y envidia. Siguió su recorrido por sus mechones, viendo como los dedos se movían como por un arpa, haciendo las trenzas.

Familia OdinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora